domingo, 9 de marzo de 2025

¿Se puede pactar con Putin?

Cuando el presidente de Ucrania reclamaba seguridad, ante un posible pacto de paz con Putin, con la intermediación de los EEUU, lo hacía por cuanto Putin es un político que varias veces rompió tratados en forma unilateral. El principal pacto celebrado entre Rusia y Ucrania, en el cual Ucrania entregaba su arsenal nuclear a Rusia, luego de la disolución de la Unión Soviética, lo hizo a cambio de la promesa de que Rusia respetaría los límites geográficos de ambos países en ese momento, tratado que Putin ha desconocido varias veces.

A continuación se transcribe un artículo en el cual se hace una analogía entre Hitler y Putín, por cuanto también el líder nazi se caracterizaba por establecer pactos y luego traicionarlos, siendo uno de ellos el pacto celebrado con sir Neville Chamberlain:

DONALD CHAMBERLAIN INDIGNA A EUROPA

Por Rodolfo Enrique Gallo del Castillo

Pocas veces había ocurrido en la Historia un suceso parecido a la fallida mediación, en el Salón Oval de la Casa Blanca, entre un exultante Donald Trump y un cauteloso Volodómir Zelenski. En principio, parecía un simple acto protocolar para la firma de un acuerdo comercial entre los Estados Unidos y Ucrania para que este último país cediera la mitad de sus tierras raras al país anfitrión, en concepto de compensación económica a los Estados Unidos por su apoyo bélico a Ucrania desde el 24 de Febrero de 2022, cuando fue invadida por cientos de miles de soldados rusos divididos en cuatro columnas.

A medida que avanzaban los diálogos, resaltaban el profundo desacuerdo interno existente entre Trump y Zelenski. Dice el Mago Merlín, en una escena memorable de los "Hechos de la Corte del Rey Arturo y sus Nobles Caballeros", escrita por John Steinbeck: "Ya verás, Arturo, cuando llegue la hora de la verdad, cómo tus sentimientos te precipitarán hacia tu destino".

Los sentimientos de Donald Trump hacia su socio y amigo Vladimir Vladimirovich Putin están totalmente fuera de discusión. Piensan igual, sienten igual, y creen ser los salvadores de sus respectivos países. Por lo tanto, el ambiente de la reunión en el Salón Oval era notoriamente hostil hacia Zelenski, enemigo mortal de Putin. Trump había llegado acompañado por dos de sus mejores espadas (es una forma de decir) su vicepresidente Vance; y Marco Rubio, Jefe del Departamento de Estado.

Palabras van, palabras vienen. El clima se enrarecía, pero por causas muy concretas. Trump, Vance y Rubio querían alcanzar un acuerdo diplomático. Basta de guerra decían. Muere mucha gente, la destrucción económica es infernal, caen las redes eléctricas, la infraestructura se hace añicos.

El líder ucraniano no lo negaba, pero simplemente decía que para dejar de pelear en la guerra eran necesarias garantías concretas para asegurar la paz, como tropas, armas y complejos sistemas de defensa.

Pero Usted solamente piensa en pelear, le espetaba Rubio a Zelenski: ¿Porque no recurre a la diplomacia?

Ya habían pasado del timbre normal a los gritos: ¿De qué diplomacia me hablan, de la de Putín? ¿Quién jamás cumplió su palabra, incluso en los acuerdos firmados por él?, dijo firmemente Zelenski.

¡Déjese ya de pedir garantías -porfiaba Trump- lo verdaderamente importante es el acuerdo!

¡Usted tiene demasiado odio a Putin cómo para firmar un Acuerdo de Paz con la Federación Rusa! ¡Vuelva cuando esté más sereno y calmado!

Y así, en medio de gritos y empujones, echaron a Zelenski del preciado Salón Oval de la Casa Blanca norteamericana.

En una palabra: no pudieron acordar nada. Porque Trump quería un acuerdo, mientras que Zelenski quería garantías muy concretas antes de aceptar un alto el fuego.

DEJA VU

Todo este diálogo, explosivo, a los gritos, transmitido por redes internacionales, en directo, a miles de millones de espectadores, trasladaron, especialmente a los europeos, a un dejá vu, ocurrido entre 1938 y 1940. La posición de Donald Trump era la del entonces primer ministro británico, sir Neville Chamberlain, desesperado por llegar a acuerdos de paz nada menos que con Adolf Hitler, el todopoderoso canciller del Tercer Reich. Quería conjurar la tragedia mediante el "Arte de la Diplomacia". Creía firmemente, a pie juntillas, en la posibilidad de impedir la horrorosa guerra inminente mediante un brillante y esplendoroso "Tratado de Paz".

Quien expresaba la actual posición de Zelenski era Winston Churchill, quien no creía ni media palabra de todo lo que iba prometiendo Hitler. Además, mientras la guerra ocurría lejos, era mucho más fácil ilusionarse con la paz. Chamberlain esgrimía las ventajas de la diplomacia sobre los luctuosos costos de la guerra, igual que Trump en la Oficina Oval.

En el primer tiempo de la gran levantada de Hitler, el primer ministro del Imperio Británico era Neville Chamberlain, del Partido Conservador quien, pese a que tenía alguna oposición en el Parlamento, siguió adelante con todo su capital político en pos de su anhelado acuerdo.

El principio rector de sus esfuerzos consistía en el apaciguamiento de Hitler. Igual que actualmente la Federación Rusa de Putin, el principal argumento para invadir regiones y países era la existencia de germano hablantes. Alsacia, Lorena, los Sudetes (en la República Checa) y, por supuesto: Austria. Obligada a aceptar una anexión forzada por el simple imperio de las tropas del Tercer Reich.

Por supuesto, nadie defendió las ambiciones germanas a estos importantes territorios. Finalmente, enceguecido por sus ambiciones de alcanzar una paz duradera, Chamberlain ofreció viajar a Alemania para entrevistarse con Hitler. Solicitud inmediatamente aceptada por éste.

El 29 de septiembre de 1938 despegó de Londres el Primer ministro Británico y aterrizó en Munich, donde se reunió con Hitler, Daladier (primer ministro francés) y Mussolini. Terminadas las negociaciones le pidió a Hitler una entrevista a solas, la cual fue concedida inmediatamente. Cuando estuvieron a solas, Chamberlain extrajo de sus ropas un papel titulado "Acuerdo Anglo Alemán", de tras párrafos, donde se pactaba que "ambos pueblos consideraban a los Acuerdos de Munich como un símbolo de nuestros dos pueblos de nunca volver a la guerra".

Cuenta la historia que ese mismo día cuando el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Van Ribbentrop, se enteró del contenido de ese acuerdo, se lamentó ante Hitler que lo hubiera firmado, pero éste le restó todo valor. "Oh, no lo tome tan en serio, Ribbentrop, ese papel ya no tiene importancia."

¿VUELTA TRIUNFAL?

La vuelta de Chamberlain fue apoteótica. Lo recibió directamente el Rey Jorge VI y saludaron desde los balcones del palacio de Buckingham a una enorme multitud allí reunida.

En enero de 1939 pensaron en Estocolmo darle el Premio Nobel de la Paz a Chamberlain "por haber salvado a Europa", pero finalmente ese premio quedó desierto, con toda razón. Finalmente, durante la madrugada del 1ro. de Septiembre de 1939, Hitler invadió Polonia.

Ni hablar del horror que siguió luego. Las ilusiones de Chamberlain rodaron salvajemente por el suelo. Sus maniobras y dilaciones habían sido notablemente funcionales para el Tercer Reich. Tuvieron que hacer esfuerzos sobrehumanos para recuperar un tiempo precioso perdido en ilusiones sin ningún asidero. Quien la tuvo siempre clara fue Winston Churchill, un guerrero sin abuela. O con ella.

REPERCUSIONES

Mientras los azorados europeos contemplaban los pasos de comedia del Salón Oval sacaron inmediatamente importantes conclusiones. La primera, no pueden esperar más apoyo de los Estados Unidos, por lo menos mientras esté Trump al frente, para nada. Segundo, que su posición tan favorable a Putin es incómoda para toda Europa en particular y para la OTAN en general.

Pero eso sí, el ominoso recuerdo de Chamberlain los hizo cerrar filas inmediatamente alrededor de Zelenski y Ucrania. Es el momento de Europa, enfrentada con la Federación Rusa desde 1949, fecha de creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Por ahora, la alianza militar real es con los países europeos y, seguramente, Canadá.

Si Donald Trump quiere ser el Príncipe de la Paz, allá él. Europa lo ve distinto. Para ellos, corre el riesgo de convertirse en Sir Neville Chamberlain II, de muy triste memoria.

(De www.laprensa.com.ar)

sábado, 8 de marzo de 2025

Trump y la guerra económica

Se dice que en toda guerra hay dos perdedores. Quizá esto valga también para las guerras comerciales, como la que propone el presidente Trump con la elevación de aranceles aplicados a los productos importados. Ello provocará réplicas de los países afectados produciéndose aumentos de precios que dificultarán los intercambios comerciales. Todo parece indicar que Trump no es una persona competente en cuestiones económicas; al menos esta es la opinión que se puede leer en youtube con el siguiente título:

¡Desesperación total! Grave impacto real de los aranceles de Trump / The MXFan

Se recomienda su lectura. Además se transcribe el siguiente artículo para ampliar el tema:

LA COSTOSÍSIMA EDUCACIÓN DEL SEÑOR TRUMP

Por Dardo Gasparré

En un planeta convulsionado y sin gerente del Orden Mundial, la economía norteamericana no puede debilitarse con aranceles y sanciones.

Es sabido que el presidente norteamericano no tiene una gran educación formal -ni informal- y eso ha sido siempre evidente y nunca desmentido. Pero cuando se trata de temas económicos o estratégicos que además tienen efectos globales, el tema se vuelve más grave, y los costos del aprendizaje vía prueba y error son sufridos por toda la humanidad.

Esta precariedad y voluntarismo salvífico, que en general evidencian preferentemente los políticos sociocomunistas, conocidos como la extrema izquierda, evidentemente han sido ahora adoptadas por quienes representan mediáticamente a la extrema derecha, consideración que se puede aplicar no solamente al carotenado mandatario norteamericano.

En el caso particular, se une la manifiesta e irrenunciable decisión de no prestar atención a ninguna opinión u observación que lo contradiga, tanto de sus opositores como aún de sus seguidores más fervientes. Este último caso no debe sorprender porque sus seguidores más fervientes procuran su propio interés, para lo que están dispuestos a decir -como el personaje del inmortal Gianni Lunadei- “le pertenezco, señor”. Situación en la que el presidente de la hasta ayer la mayor potencia de la historia tampoco está solo.

La forma en que sus ponencias y decisiones son revertidas, suspendidas o modificadas ante el efecto que producen sobre la realidad, no son novedosas ni sorprendentes. La famosa economía austríaca, venerada desde hace pocos años por nuestro presidente Milei, se ocupa, más que de dar soluciones y recetas a los problemas económicos, de mostrar los efectos que producen las medidas más o menos facilistas cuando se pretende saltar las incomodidades que –como todo tratamiento de corrección o cura- conllevan las políticas serias, tratando de forzar u domar la acción humana, o sea la libertad.

En esa línea de pensamiento que no puede ser otra cosa que despótico, como ya ha sintetizado la columna, el mandatario de EEUU utiliza la política del garrote y la zanahoria de Theodore Roosevelt combinada con el proteccionismo generador de recesión y estanflación mundial de Franklin Roosevelt.

Los rayos de Zeus

Al mismo tiempo, amenaza con sus medidas que arroja como Zeus sus rayos para amedrentar a sus enemigos y doblarles el brazo en una negociación donde supone que obtendrá concesiones. El primer problema con que se encuentra es que sus enemigos conocen muy bien sus precarias estrategias. Entonces, en vez de que esas amenazas y sanciones disparadas con liviandad sean atemorizantes, son usadas en su contra por sistemas, burocracias y países con analistas más sagaces.

El bombardeo alevoso del jueves de Rusia sobre Ucrania, por caso, coincide con el cese de entrega de información de inteligencia a este último país dispuesta por el mandatario norteamericano. Lo que lo deja o bien como un títere de Putin, o bien como un iluso que se creyó capaz de detener la guerra y terminó arrojando a Ucrania en las garras del león.

Eso lleva a la amenaza de ayer de aplicar sanciones bancarias, sanciones en general y aranceles aduaneros a Rusia si no para la guerra. De nuevo, una bravuconada pública que no puede terminar bien. Todo basado en su otra bravuconada preelectoral de que pararía la guerra en dos días, como afirmó en otro impulso verborrágico.

Y nuevamente se equivoca. Amenazar con la utilización del sistema financiero americano como arma de guerra daña el concepto de centro financiero y bursátil mundial que tiene Estados Unidos, y no será algo demasiado bien visto por ese entorno, a la vez que tendrá efectos negativos que hacen difícil la efectivización de la medida. También hace pensar a muchos si la amenaza es real, o si se trata de una acción pour la Galerie destinada a conformar a los espectadores y a algunos protagonistas. Su imagen, la de su país y hasta la de Occidente no pueden salir indemnes de este accionar.

Esto no excluye la alta probabilidad de que tenga razón, como cuando disputa con Europa los costos, el formato de la guerra, los aportes a la ONU, el modo en que la UE descansa en EEUU para su defensa, (y ahorra en consecuencia) pero es el formato, el mecanismo, el estilo y la manera en que quiere corregir esa asimetría lo preocupante. Sin olvidar que esa protección también significó la ventaja de ser el gerenciador del Orden Mundial, que su país se ocupó de abandonar en los últimos 25 años.

Las bondades del libre comercio

En cuanto a las tarifas, Trump ignora por completo las bondades que tiene la libertad de comercio, y las duras consecuencias que tiene su abolición, a la vez que el efecto negativo que una política de “corrección instantánea” impuesta por una sola persona tiene sobre el crecimiento del empleo, la inversión, el desarrollo y la innovación universal.

Los enloquecidos vaivenes de los mercados en estos días no son sino el reflejo de ese cesarismo, que solamente puede crear incertidumbre y miedo, justamente cuando su país ha reclamado repetidamente y hasta el aburrimiento la necesidad de seguridad jurídica, que ciertamente ha sido destruida de una patada, como sabe cualquiera que tenga un tratado con Estados Unidos.

No es una casualidad que el respetado inversor Warren Buffet se haya desprendido de sus acciones y tenga la mayor posición en efectivo que ninguna empresa haya mantenido. Se llama volatilidad, y si se sostiene en el largo plazo destruye todo crecimiento y toda oportunidad.

Las tarifas e improperios sobre China, aplicadas con bastante desconocimiento de sus efectos y aun de la propia integración del mercado chino con el norteamericano y el global, desde la inversión hasta la complementación, son un bumerang que ya ha generado la reacción de las supuestamente protegidas empresas y sectores estadounidenses y sus consumidores, que ya tiene efectos negativos y reclamos internos de todo tipo.

Habrá que preguntarse si las postergaciones en su aplicación, como en los casos de México y China, se deben solamente a que “se está negociando”, o a la presión interna por la repercusión en el mercado y el consumo local de estos exabruptos.

Además del desconocimiento teórico y empírico del proteccionismo aduanero y no aduanero, de las prohibiciones al sistema financiero de invertir en “temas estratégicos” en el mercado chino, de amenazar a México, Canadá, Groenlandia y Panamá con acciones de bucanero del siglo XIX, el mandatario sigue aferrado a ideas y situaciones de hace 50 años. China no es ya un mercado precario, sin tecnología, aislado, comunista, subordinado y dependiente. China es una potencia capitalista dictatorial, y en muchos sentidos ha superado a Estados Unidos. Y en muchos casos debido a que Estados Unidos hace 50 años ha dejado de crear e innovar seriamente.

Los berrinches de Trump pueden alegrar un rato a quienes defienden aquel capitalismo teórico, la superioridad norteamericana, el aplastamiento cinematográfico del comunismo, (que hoy existe en los países menores, no en Rusia ni en China, donde impera la dialéctica autocrática, no el dogma marxista, salvo que convenga para mantener el poder) pero si tuvieran éxito las prácticas trumpistas los costos internos se elevarían hasta el escándalo.

Con la confianza de quien se cree con la solución infalible, Trump sostiene que hay que bajar las tasas y dejar de preocuparse por la inflación, a la que a la vez alimenta protegiendo industrias caducas y faltas de innovación, en nombre del empleo, el crecimiento, la industria local, la amenaza estratégica y de seguridad que significa comerciar con China, el contraataque a países que “han abusado de la bondad norteamericana y le venden sus productos” y otros conceptos dignos de una charla de blue collars en Detroit. Un repaso a la economía austríaca, o a cualquier otra línea seria, mostraría su error.

El impuesto a las tecnológicas

Véase el caso del impuesto mínimo a las tecnológicas. Durante años, décadas, EEUU lidió con los efectos que una vieja regla impositiva consagró. Ella sostiene que si una empresa americana con filiales en el exterior no repatria sus ganancias, no tributa ningún impuesto. Particularmente las tecnológicas en todos sus formatos, empezando por Apple, no pagan impuestos porque no remesan sus ganancias a su país. Ello permitió una competencia impositiva entre muchas naciones, Irlanda una de las más notorias, que cobran impuestos locales muy bajos a las empresas que se radiquen en su territorio.

Con ese esquema, las empresas, aunque coticen en Wall Street, reportan sus ganancias en esos países y no pagan dividendos en Estados Unidos, pero sus acciones aumentan de valor porque la empresa lo hace. La importancia en el comercio mundial de esas empresas fue creciendo exponencialmente, pero no tributaban en jurisdicción norteamericana. Varios gobiernos buscaron la manera de resolver el problema. Algunos, como Obama, propusieron cobrar una tasa de 10% flat sobre el pasado, una especie de blanqueo, y desde ahí en adelante aplicar un impuesto a las ganancias que no sería tan alto como el local. Otros buscaron otras soluciones.

El argumento era que estas empresas usaban recursos educativos, estatales y humanos e inversión norteamericanos y tenían la protección y garantía de ser norteamericanos y sus sistemas de control, además de datos estratégicos, y entonces debían contribuir como norteamericanos.

Biden decidió obligar al mundo a cobrar una suerte de impuesto básico mínimo a las grandes tecnológicas del 15%, un embrión del peligroso impuesto universal. Quien no lo hiciera sería incluido en la mortal lista gris o negra de paraísos fiscales. Los países como Irlanda ganaban con el impuesto, pero perdían el atractivo que ofrecía la radicación de empresas. Con eso se esperaba que las tecno no se tentaran a radicarse en el exterior. Los países corrieron presurosos a obedecer la orden. La columna no hace juicio de valor sobre el tema. Sólo expone,

Ahora Trump, con una Orden Ejecutiva (Decreto), toma la posición contraria. Decide no sólo que ningún país del mundo puede cobrarles ese impuesto a las empresas norteamericanas, sino que quien lo haga serán sancionado duramente. (Trump ama las sanciones). El efecto es que las empresas a las que favorece se van a radicar en el exterior y no pagarán impuestos en ningún lado. Con eso cree que fomentará el empleo y el desarrollo. Alguien reclamará por la inseguridad jurídica.

Confusión multiespectro

La confusión es creciente y multiespectro. Ni siquiera se abre interrogantes sobre los beneficiados que puedan haber influido en esa decisión.

No es muy distinto el caso de las seudomonedas digitales o cryptocurrencies. El presidente decidió que su país incorporará a sus reservas (o sea que comprará) una determinada cantidad determinada por un comité. ¿Por qué? ¿Hace falta crear dudas sobre el dólar, convalidar cryptos emitidas por sitios de los que se ignora sus propietarios, managements, políticas de compliance, reglas, y que están fuera del control público más allá de todo lo que se declame? ¿Tiene claro que las decisiones de compra obrarán como garantías de algunos de esos bienes y movilizarán inversiones de alto riesgo sobre las que EEUU no tiene ninguna clase de supervisión monetaria ni la tendrá?

Otra incertidumbre de la que se puede arrepentir Trump, si viviera lo suficiente, Dios mediante. Pero de la que también se puede arrepentir Occidente. ¿Quién lo pidió o sugirió? No es el tema de esta columna.

Este autoritarismo y aún su adhesión a valores tradicionales son sin embargo positivos en la lucha contra el wokismo y el desarmado de toda la estructura edificada por sus promotores durante varios años, como su penetración en la educación. Al enfrentarse también a arbitrariedades, se trata de una pulseada que resuelve usando su poder, pasando por encima del miedo a la incorrección política, a la cancelación, a la dialéctica marxista que deforma y desvaloriza las palabras, o les da otro sentido. Entre autoritarios se entienden. En esa línea, le está haciendo un servicio a su país y al mundo.

También su concepto de querer detener la guerra tiene valores, principios y conveniencias. Pero se chocan con sus ideas económicas y sus bravatas. Como en lo económico, tiene que hacer el sacrificio de escuchar y modificar sus ideas y sobre todo sus procedimientos, empezando por hablar menos. Basta compararlo con la posición de Macron, que parece anhelar una guerra nuclear para demostrar y hacer valer el poderío en ese rubro de Francia, para aceptar que en el trasfondo hay una guerra estratégica y geopolítica que excede lo ideológico y que requiere mucho conocimiento, mucha experiencia y mucho estudio.

Lamentablemente, un desastre económico puede arruinarlo todo. Y él lo puede provocar.

(De www.laprensa.com.ar)

Otro artículo al respecto:

EL PLAN ECONÓMICO DE TRUMP

Iván Alonso dice que lo que ha funcionado mal siempre y en todo lugar no tiene por qué funcionar bien ahora en los Estados Unidos.

El martes, en su discurso al Congreso de su país, el presidente Donald Trump delineó su plan económico para hacer a los Estados Unidos grandes otra vez. El rasgo distintivo del plan es lo que podríamos denominar el activismo fiscal: el uso de aranceles y beneficios tributarios para reconfigurar la economía. No es seguro que pueda alcanzar sus objetivos. Las restricciones presupuestales y la escasez de recursos, una realidad del mundo en que vivimos, determinarán su éxito o su fracaso.

Uno de los objetivos que ha planteado Trump es equilibrar el presupuesto federal, algo que no sucede desde el año 2001. En el 2024 el déficit fue de US$1,6 billones (o trillones, como les llaman allá a los millones de millones). Imponiendo un arancel del 25% a todas las importaciones de todos los países podría recaudar US$1 billón adicional, asumiendo que el arancel no redujera el valor de las importaciones, lo cual es irreal. Tendría que vender 120.000 “gold card” (visas doradas) por año, a US$5 millones cada una, para cubrir la diferencia.

Pero entre las medidas anunciadas hay otras que costarían ingresos al fisco, como la exoneración del impuesto a la renta para las propinas y las pensiones del Seguro Social, los beneficios fiscales para la compra de automóviles fabricados dentro del país y las exoneraciones tributarias con las que Trump espera revivir la industria de la construcción naval. La cuenta puede llegar a cientos de miles de millones.

La única esperanza para equilibrar el presupuesto parecería ser la reducción de gastos encomendada al nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental. Hay seguramente mucho despilfarro, pero está por verse cuánto realmente se podrá cortar. También parece haber exageración en los hallazgos.

El riesgo mayor, sin embargo, es la ineficiencia económica que todas estas medidas van a traer. Se puede aumentar la construcción de buques, la fabricación de automóviles y la producción agrícola con incentivos y desincentivos tributarios, pero no todo a la vez y no todo al mismo tiempo en que se piensa reducir drásticamente la fuerza de trabajo y extraer más petróleo y gas y tierras raras. En algún lugar menos visible de la economía la producción tendrá que reducirse por escasez de mano de obra y de capital. Y allí donde aumente como resultado del activismo fiscal, muchas cosas se producirán a un costo mayor de lo que costaría comprarlas en el exterior. Lo que ha funcionado mal siempre y en todo lugar no tiene por qué funcionar bien ahora en los Estados Unidos.

(De elcato.org)

viernes, 7 de marzo de 2025

Afectos brindados y afectos recibidos

Por lo general, se siguen describiendo los fenómenos sociales como se hacía en pleno siglo XIX, es decir, en base a clases sociales y no en base a individuos, predominando la visión sociológica en lugar de la visión de la psicología social. Ello conduce a considerar la existencia de clases sociales, lucha entre clases debido a la desigualdad existente y posibles soluciones.

Una de las principales conclusiones es que la violencia existente en una sociedad se debe a la “desigualdad social”, entendida principalmente como una “desigualdad económica”. De ahí que, por lo general, se consideran culpables de la situación de violencia a los creadores de esa desigualdad, que son los empresarios, o el sector productivo en general. La solución evidente, de ser acertado el diagnóstico, es la “redistribución de las riquezas”; ello implica la distribución, entre los pobres, de la principal herramienta de la producción: el capital. En realidad, tal redistribución va dirigida hacia el Estado, lo que no es lo mismo, siendo este proceso destructivo el que conduce a la igualdad en la pobreza, o a la existencia de un sector improductivo que domina el Estado (la “nueva clase”) y una gran mayoría sumida en la pobreza.

Si el sector empresarial es el culpable de todos los males de la sociedad, se le asocian todos los defectos morales posibles, mientras que a los sectores pobres se les asocian todas las virtudes posibles, de ahí que no se hace nada para que mejoren sus condiciones culturales y morales, lo que produce una continuidad de su situación.

Principalmente desde la Iglesia Católica se sostiene que el sector pecaminoso (el empresarial) debería intentar aumentar su capacidad de amar y orientarlo hacia los pobres, mientras que éstos casi no necesitan realizar cambio alguno. Esta mentalidad ha dado lugar a la “Iglesia pobre y para pobres”, es decir, Iglesia virtuosa para virtuosos.

En el cristianismo auténtico, no se hace distingo entre ricos y pobres, o entre empresarios y el resto, ya que se habla del “prójimo”. Mientras que resulta evidente que todo niño deba recibir afectos para la formación óptima de su personalidad, en el caso de los adultos pobres, por el contrario, lo que les hace falta, no es tanto recibir afecto como los niños, sino aumentar su capacidad de amar, lo que los llevará posiblemente a mejorar sus atributos personales y a una mejora social y económica.

De la misma manera en que se promueve la violencia suponiendo que el delincuente eligió su errado camino debido a la existencia de un sistema económico injusto (es decir, todo sistema que no sea el socialismo), se promueve la pobreza y la miseria generalizadas ignorando los defectos visibles de la gente con pocas aptitudes productivas, ya que ni siquiera se preocupan por aprender alguna actividad productiva, entre otros aspectos.

Si hemos de considerar cuál ha de ser el mejor camino para las mejoras sociales e individuales, puede decirse que todo habitante del planeta debería intentar mejorar el nivel de su empatía emocional, intentando lograr una mejor predisposición a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias.

martes, 4 de marzo de 2025

Trump vs. Occidente

El periodista Jaime Bayly comentaba, en su canal de youtube, que Donald Trump sugirió, u ordenó, a su consejero Elon Musk, dueño de una red satelital de información, bloquear el servicio a Ucrania de tal red. De ser cierta dicha información, se advierte una clara intención de Trump de facilitar el triunfo militar de la Rusia de Putin en su ofensiva contra Ucrania. Se supone que la red satelital mencionada, habrá facilitado hasta ahora el despliegue militar ucraniano en defensa de su terriorio.

Los países europeos, por el contrario, desconfían de Putin y temen que, una vez usurpado parcialmente el territorio ucraniano, prosiga su invasión contra otros países limítrofes con Rusia. De ahí que la postura de Trump parece indicar un cambio radical respecto de la postura histórica de EEUU, que fue la principal fuerza militar que impidió la expansión mundial de Hitler y luego de Stalin. Como Putin pareciera ser un nuevo Stalin, resulta peligroso para la paz mundial la actitud anti-europea y anti-occidental de Trump.

A continuación se transcribe un artículo respecto de este complejo acontecimiento:

TRUMP ABRIÓ LA CAJA DE PANDORA

Por Rodolfo Enrique Gallo del Castillo

La mesa estaba servida en el Salón Oval de la Casa Blanca. El supuesto mediador, Donald Trump, ocupaba el centro de la escena. Pero estaba muerto de bronca, porque enfrente tenía nada menos que a Volodímir Zelenski, el irreductible enemigo de Vladimir Vladimirovich Putin. Como ya lo dije en un artículo anterior, el pensamiento y los sentimientos del líder de la Federación Rusa, de su íntimo socio y amigo Cirilo I, Patriarca Cristiano Ortodoxo de Moscú, y de Donald Trump, son prácticamente idénticos. Tres almas y un solo corazón, caracterizado por su total desprecio por los países de Occidente, sus valores y sus ideales democráticos.

El enemigo ausente, presidente de la Federación Rusa, acababa de cumplir tres años de su fatal invasión a Ucrania. Fatal porque, en los papeles, figuraba como la Segunda Potencia Militar Mundial, mientras que Ucrania era uno de los países más pobres de Europa. Pero no hay mejor cuña que la del mismo palo y los hechos se encargaron pronto de mostrarlo. Cuando los mejores 200.000 soldados rusos invadieron la patria de Zelenski, divididos en cuatro columnas, varios países le ofrecieron al exitoso comediante ucraniano aviones para huir con sus amigos y sus familias.

Pero no era tiempo de comedia cuando se avecinaban los rostros sangrientos del drama y de la tragedía. Zelenski no rehuyó el papel marcado por la realidad: héroe o nada. "Necesito armas, no aviones, aquí me quedo". Contestó. Como lo explican impecablemente las obras de Jorge Luis Borges: El coraje siempre es mejor. A no joder vamos. Como dicen los malevos: "La suerte siempre premia al taura, porque es mujer."

Donald Trump, viejo amigo y socio de Putin, sufrió todas estas humillaciones rusas en carne propia, en silencio. "Una guerra que no debió comenzar nunca y que yo habría terminado en un solo día", dijo una y mil veces. Ahora está muy claro el por qué. Porque no hubiera movido un solo dedo en favor de Ucrania y en contra de su amigo del alma: Vladimir Putín. Pero bueno, la víctima estaba por fin dentro del Salón Oval, rodeado de enemigos mortales. Y allí tenía que firmar un acuerdo con Trump para entregar la mitad de las tierras raras de Ucrania, como compensación de guerra por la financiación bélica de Estados Unidos.

Cuando Zelenski criticó a Putin por jamás haber cumplido con su palabra, nunca, el vaso se desbordó de mala manera. Trump y sus corifeos se pusieron verdes, especialmente su vicepresidente Vance y su canciller Marcos Rubio. Para estos la situación era peor que para su jefe, porque Trump siempre fue íntimo amigo de Putin, desde la primera hora, mientras que Vance y Rubio no solamente decían horrores de Putin, sino que denostaban a Trump antes de que sus obligaciones políticas y su falta de valor y personalidad los hubieran convertidos en perritos falderos de su nuevo líder político, social, económico, ideológico y personal.

"Yo sólo quise contarle un cuento, pero el encono me traicionó", expresa un famoso tango titulado, precisamente Dicen que dicen, cantado magistralmente por Julio Sosa. No se equivocaba el poeta: el encono siempre traiciona, en el peor momento, el de la verdad. Y el Salón Oval lo mostró al mundo, a través de una gigantesca puesta en escena que, seguramente, estaba preparada para otra cosa, para mostrar como le sacaban la mitad de sus tierras raras a un país pobre, heroico, mártir, que no arruga ni aunque vengan degollando. Las lamentables escenas donde unos compadritos de papel maché lo recriminaban al líder ucraniano por no haberse puesto un traje nada menos que en el sacrosanto Salón Oval, donde le habían hecho el inmenso honor de invitarlo. Cuando Trump le decía a Zelenski que le tenía demasiado odio a Putin como para poder firmar un Tratado de Paz con Rusia.

LA OTAN DINAMITADA

Llevado por el encono y la ira Trump abrió de un solo golpe la Caja de Pandora de su alineamiento con el Kremlin como nunca lo había hecho desde que asumió la presidencia de los Estados Unidos. Sus declaraciones dinamitaron la Organización del Tratado del Atlántico Norte, fundada en 1949, precisamente, para enfrentar a la Unión Soviética cuando trataba de extender el materialismo dialético, marxista, leninista, a todo el planeta.

Para los 32 países que forman actualmente la OTAN, más sus 18 países aliados, (50 en total) el Kremlin es su enemigo declarado, y viceversa. La aparición del actual presidente de los Estados Unidos, como amigo y posible socio de Putin no es algo fácil de digerir y, seguramente, funcionará como si fueran fuerzas o posiciones surgidas de una Caja de Pandora, con imprevisibles consecuencias.

¿Cómo se alinearán ahora el Pentágono y el Congreso de los Estados Unidos frente a este quiebre profundo en la relación de países aliados, países neutrales o países enemigos?

Esto no es para nada un tema menor, porque le investigación y desarrollo de todo tipo de armas, especialmente las más complejas (como las nucleares) incluyen secretos y medidas de seguridad que ningún país quiere compartir con posibles enemigos. ¿Cómo se moverá el Pentágono en esta coyuntura, cómo resguardará sus más importantes secretos militares ante el resto de los países?

Es muy probable que la OTAN se fragmente, no se sabe todavía, si en dos, o en tres sectores diferenciados. Por ejemplo, una parte podrían ser los Estados Unidos, incluido el Pentágono, y algunos aliados, pero todavía no se sabe cuáles, ni cómo, ni cuando. Otro bloque será seguramente un Bloque Europeo, liderado por Francia, el Reino Unido y Alemania, con Polonia también muy cerca y casi todo el resto, con la única excepción, quizás, de Hungría, demasiado amigo de Putin para el paladar europeo. Por ahora, es como si hubieran espoleado sus corceles los cuatro jinetes del Apocalipsis, sin saber a ciencia cierta hacia donde se dirigen.

La pequeña obra de odio y encono representada en el Salón Oval, con solamente un actor profesional, por un lado, y un elenco de partiquinos por el otro, permitió al público mundial cambiar de posición. Hasta el viernes 28 de febrero, todo había sido atrozmente previsible. Pero, por lo menos, se trataba de actores muy convencionales y las convenciones, como la tradición, siempre fueron uno de los baluartes de la vida civilizada.

Pero el odio y el encono tomaron la batuta y mostraron el peor rostro de la realidad, sin afeites ni morigeración alguna. Afortunadamente, Zelenski escapó a tiempo de esa encerrona del peor gusto, y las respuestas de los miles de millones de espectadores, en todo el mundo, fueron el mejor termómetro de las grandes corrientes de la opìnión pública en estos momentos.

Los fanáticos de Trump aplaudieron a rabiar el intento de puesta en caja del líder ucraniano rebelde, profundamente irrespetuoso frente a la grandeza de su majestad el Tío Patilludo, señor de horca y cuchillo para propios y extraños. Fue felicitado en todos los tonos posibles por haber echado del Salón Oval a ese díscolo europeo malagradecido. Los europeos, en cambio, vieron a Donald Trump como alguien bastante pasado al enemigo, "proveedor no confiable" en términos comerciales. Los ingleses, especialmente, lo vieron como una reedición del funesto Neville Chamberlain, el primer ministro británico que cayó en todas las celadas de Hitler, especialmente en la más importante de todas, el Pacto de Munich de 1938, que hundió a Europa en una mentira colosal fabricada por un sujeto sin escrúpulos. Son tremendas las páginas dedicadas por Winston Churchill a Neville Chamberlain. No era un mal hombre, seguramente, pero resultó fatal. Por esa tremenda experiencia pasada a partir de 1938, Gran Bretaña no cree, ni por un instante, que se deba perder un tiempo precioso en apaciguar a Putin ahora que esta debilitado y con la guardia baja. Para nada. Máquinas todas, como decían los viejos indicadores navales. El reacomodamiento bélico de todos los países europeos miembros de la OTAN es otra de las incógnitas militares del futuro inmediato.

FELICITACIONES

En el otro extremo del cúmulo de felicitaciones europeas a Zelenski, y su ofrecimiento de apoyo incondicional, se ubican las insólitas felicitaciones de Putin a Trump y a sus adláteres (para no ofenderlos). No tienen desperdicio. El jefe del Kremlin felicitó al presidente y vice de los Estados Unidos por su notable "moderación" al no abofetear ni golpear al "canalla de Zelenski" después de asistir a sus declaraciones irrespetuosas y malagradecidas. Increíble pero real. Las anteojeras del encono pueden llegar a niveles realmente notables. Lo único que faltaba es que golpearan al invitado oficial.

Por suerte, hay algo que no se escapó de la Caja de Pandora: la esperanza.

(De www.laprensa.com.ar)

lunes, 3 de marzo de 2025

La masificación sectorial

Estando el hombre-masa caracterizado por carecer de opinión propia, adoptando como referencia lo que dice o piensa la mayoría, nos viene a la mente, al nombrarlo, la imagen de un conglomerado de seguidores de cierto líder político de tendencia totalitaria. Además, este hombre-masa es el que pretende ocupar puestos importantes en el Estado o en la sociedad, a pesar de sus limitaciones, constituyendo el fenómeno conocido como "la rebelión de las masas".

Podría denominarse como "masificación sectorial" a un proceso similar, aunque en pequeña escala, que se repite en toda agrupación social, como es el caso de clubes, iglesias, universidades, organismos sociales, partidos políticos, etc. En ellos vemos que existen ciertos principios tácitos, o creencias, respecto de los cuales resulta difícil rechazar, por cuanto quienes los rechazan habrán de ser considerados traidores y de ahí el temor a ser expulsados del grupo. Tales creencias comunes conducen a la idea de lo "políticamente correcto", en el caso de la política.

En cuanto los líderes de tales asociaciones cambian de opinión respecto de alguien ajeno al grupo, considerando como enemigo al que antes consideraban como amigo, en forma casi inmediata sus seguidores mostrarán un cambio similar, en adhesión al líder, ya que se tiene una predisposición permanente hacia lo que esté generalizado en el grupo. El líder determina, además, lo que es el bien y lo que es el mal, en total ignorancia de principios éticos generales.

La masificación se observa en sectores supuestamente "superiores", como es el caso de las universidades, proceso acentuado por cuanto la exclusión al que piensa en forma individual, o simplemente que piensa, constituye también la pérdida del trabajo, por lo que la presión a la obediencia mental tiende a "incorporar" a todos al proceso masificador.

Cuando las coincidencias de opinión se deben al proceso masificador, se trata de una falsa unanimidad, que no debe confundirse con la unanimidad científica por la cual todos aceptan el conocimiento logrado a través de verificaciones experimentales convincentes, aún dejando en claro posibles modificaciones posteriores.

Mientras que el científico auténtico se caracteriza por una actitud de duda permanente y también por una predisposición a cambiar de opinión en cuanto la realidad objetiva lo requiere, el hombre-masa tiene la predisposición a defender creencias arraigadas aunque la realidad concreta sea incompatible con ellas. De ahí la imposibilidad de esperar acuerdos entre grupos masificados, ya que en ellos no se toma como referencia la realidad, con sus leyes naturales, sino que la referencia es el conjunto de creencias generalizadas de sus integrantes.

Sería oportuno establecer ciertas condiciones para salir del proceso masificador, lo que no implica que el hombre-individual ha de dejar de pertenecer a algún grupo u organización social, ya que lo que ha de cambiar ha de ser su visión del mundo, o de la realidad. Esto implica, esencialmente, la adopción de la postura del científico (sin la obligación de descubrir alguna nueva ley de la naturaleza):

1- Sentirse un ciudadano del mundo, siendo la humanidad el único grupo del cual se ha de sentir como un integrante pleno.

2- Adoptar la realidad, con sus leyes naturales, como referencia para validar o calificar acciones, conocimientos o creencias, dejando de lado toda posible fe ciega en lo que dicen o escriben otros seres humanos.

Estas dos condiciones tenderán a limitar los conflictos humanos. Tales condiciones son cumplidas por los científicos auténticos, quienes buscan el conocimiento como una necesidad superior, o interés intelectual, sin importarles demasiado la aplicación tecnológica que sus descubrimientos puedan tener. Este fue el caso de Heinrich Hertz, quien, luego de verificar experimentalmente la existencia de las ondas electromagnéticas previstas en la teoría de James Clerk Maxwell, expresó: "No sé para qué pueden servir estas onditas". Luego de pocos años se inicia la telegrafía sin hilos, o radiotelegrafía, y la radiodifusión a través de los trabajos de Guglielmo Marconi y otros.

domingo, 2 de marzo de 2025

Mandamientos adicionales

Cuando alguien supera los niveles normales de colesterol o de ácido úrico, requiere de pastillas y de hábitos que le permitan volver a los valores normales. Algo similar ocurre cuando nuestro nivel de egoísmo supera ciertos "valores normales", por lo que es necesario adoptar hábitos y conocimientos que permitan volver, o bien llegar por primera vez, a los valores aceptables de egoísmo, por cuanto no es necesaria ni accesible la perfección humana para llevar una vida más o menos normal.

Los libros que sugieren mejoras éticas, resultan necesarios para combatir "enfermedades sociales" como es el caso del egoísmo, el odio y la indiferencia, actuando en forma similar a los medicamentos que nos ayudan a restablecer valores normales o aceptables en cuestiones vinculadas con el funcionamiento de nuestro cuerpo. También existen individuos que traen "de nacimiento" ciertos atributos personales que hacen innecesaria la consulta de tales libros.

Cuando la principal palabra mencionada por una persona, en una conversación, es la palabra "yo", posiblemente se trate de alguien con exceso de egoísmo que tiende a ignorar totalmente al resto de las personas e incluso a ignorar la existencia del orden natural, del cual somos partes.

Cuando alguien tiende a hablar siempre de "nosotros", en referencia a la sociedad o a la humanidad, posiblemente sea alguien que posee niveles aceptables, o nulos, de egoísmo personal. Incluso es posible que tenga la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas como propias, respondiendo eficazmente al principio de supervivencia impuesto por el orden natural. Tal individuo, por lo general, será reconocido por quienes le rodean, especialmente cuando se trate de personas con atributos similares.

En una sociedad real y concreta, sin embargo, es posible que los méritos morales que alguien posee sean ignorados e incluso interpretados como falsos, presionando a que la persona normal tienda a aislarse de la sociedad o a restringir sus vínculos. También existe la posibilidad de que tal persona, plenamente consciente de la situación y de los requerimientos del orden natural, o de Dios, mantenga vigente su conducta a pesar de la incomprensión del medio social.

Es importante, para mantener nuestra autoestima, no depender tanto de las respuestas negativas del medio social teniendo como referencia las "presiones" del orden natural, haciendo el bien a los demás principalmente pensando en uno mismo, surgiendo en este caso la diferencia entre "amor propio" y "egoísmo", que son actitudes totalmente distintas.

Los "mandamientos adicionales", mencionados a continuación, pueden considerarse atendiendo a lo que ocurre en sociedades reales y concretas, y fueron propuestos por Kent M. Keith:

1- La gente es ilógica, poco racional y egocéntrica. Aun así, ámala.

2- Si haces el bien, te achacarán motivos egoístas encubiertos. Aun así, haz el bien.

3- Si prosperas en la vida, harás amigos falsos y enemigos verdaderos. Aun así, intenta prosperar.

4- El bien que haces hoy, mañana habrá caído en el olvido. Aun así, haz el bien.

5- La sinceridad y la franqueza te hacen vulnerable. Aun así, sé sincero y franco.

6- Los hombres y las mujeres más grandes, de grandes pensamientos, pueden ser tiroteados por los hombres y mujeres más pequeños, de ideas más pequeñas. Aun así, piensa a lo grande.

7- La gente prefiere a los perdedores, pero sólo sigue a los ganadores. Aun así, lucha por los perdedores que tú elijas.

8- Lo que te ha llevado años construir, puede destruirse de la noche a la mañana. Aun así, construye.

9- Aunque los demás realmente necesiten ayuda, puede que arremetan contra ti cuando se la ofrezcas. Aun así, ayuda a la gente.

10- Da al mundo lo mejor de ti y te escupirá en la cara. Aun así, da al mundo lo mejor de ti.

(De "Los mandamientos paradójicos" de Kent M. Keith-Ediciones Temas de hoy SA-Buenos Aires 2002).

jueves, 27 de febrero de 2025

La discriminación positiva

Se denomina “discriminación positiva” a la intención de compensación, establecida desde el Estado, hacia sectores que en el pasado fueron marginados o discriminados por cuestiones de raza, clase social, religión o nacionalidad, principalmente. Ello conlleva también cierta discriminación actual contra los descendientes de los antiguos discriminadores, ya que la principal discriminación es la de constituir el sector de la “gente mala”.

Cuando en una universidad, o en un trabajo estatal o privado, se legisla a favor de cierto cupo, o porcentaje obligatorio de ingreso de individuos pertenecientes a sectores previamente discriminados, se desvirtúa el ingreso por méritos y capacidad, por lo que en cierta forma se sigue estableciendo una desigualdad esencial, que es la base de toda discriminación existente.

La manera de erradicar todo tipo de nacionalismos, racismos y demás, se logra teniendo presente que somos partes de la humanidad y que todo ser humano tiene un mismo origen biológico y que está regido por iguales leyes naturales. Además, debemos dejar de lado la “generalización fácil”, por la cual hacemos extensiva nuestra opinión, favorable o no, a todo un sector de la sociedad o de la humanidad a partir del conocimiento de una o dos personas integrantes de dicho sector.

Las grandes catástrofes sociales del siglo XX estuvieron basadas en alguna forma de discriminación. Ayn Rand escribió al respecto: “El racismo de la Alemania nazi, donde los hombres tenían que llenar cuestionarios sobre su ascendencia, retrocediendo varias generaciones para probar su origen ario, tuvo su contraparte en la Rusia soviética, donde los hombres debían completar cuestionarios similares para demostrar que sus antepasados no habían poseído propiedad alguna, probando así su origen proletario. La ideología soviética se apoya en la idea de que los hombres pueden ser condicionados genéticamente para el comunismo, es decir, que una pocas generaciones condicionadas por una dictadura transmitirán la ideología comunista a sus descendientes, en quienes el comunismo será congénito”.

Respecto de la discriminación, negativa y positiva, que existía, y existe, en los EEUU, la citada autora escribió: “Esta acumulación de contradicciones, de miope pragmatismo, de cínico desprecio hacia todo principio, de atroz irracionalidad, ha alcanzado ahora su clímax con las nuevas demandas de los líderes negros” [Escrito en 1963].

“En lugar de luchar contra la discriminación racial, exigen que ésta sea legalizada y puesta en vigencia. En lugar de luchar contra el racismo, demandan el establecimiento de cupos raciales. En lugar de luchar a favor de la «ceguera ante el color» en las cuestiones sociales y económicas, declaran que esa «ceguera» es perjudicial y que el «color» debe ser la consideración primordial. En lugar de luchar por iguales derechos, piden privilegios raciales especiales”.

“Demandan que se establezcan cupos raciales en cuanto al empleo y que los puestos se distribuyan sobre una base racial, en proporción al porcentaje de habitantes de una raza determinada entre la población local. Por ejemplo, dado que los negros constituyen el 25% de la población de Nueva York, solicitan que una empresa determinada ocupe a un 25% de negros”.

“El sistema de cupos raciales ha sido uno de los peores males en todos los regímenes racistas. Había cupos raciales en las universidades en la Rusia zarista, en la población de las principales ciudades de Rusia, etc. Una de las acusaciones contra los racistas norteamericanos es que algunas escuelas practican un sistema secreto de cupos raciales. Se consideró una victoria de la justicia cuando en los cuestionarios de solicitudes de empleo se dejó de preguntar cuál era la raza o la religión del solicitante. ¡Hoy no es un opresor, sino un grupo minoritario oprimido quien reclama la aplicación de cupos raciales!”.

“Esta demanda en particular resultó excesiva, aun para los socialdemócratas. Muchos de ellos la denunciaron, como corresponde, con profunda indignación. Dijo el diario New York Times (23/7/1963): «Los manifestantes siguen un principio verdaderamente vicioso al jugar a los 'números'. El reclamo de que el 25% (o cualquier otro porcentaje) de empleos debe ser ocupado por negros (o cualquier otro grupo) es erróneo por una razón fundamental: exige un 'sistema de cupos', que es discriminatorio en sí mismo… Este diario ha combatido, desde hace ya mucho tiempo, un cupo religioso en relación con los jueces designados; del mismo modo, nos oponemos a un cupo racial con respecto a los empleos, desde los más encumbrados hasta los más humildes»”.

“No sólo se demandan privilegios especiales sobre la base del origen racial, sino que se exige que el hombre blanco sea castigado por los pecados cometidos por sus antepasados. Demanda que se rechace a un trabajador blanco porque su abuelo pudo haber practicado la discriminación racial, aunque quizá no la practicó, o tal vez ni siquiera vivió en los Estados Unidos. Pero como estas cuestiones no se toman en consideración, significa que ese trabajador blanco es acusado de una culpa racial colectiva, culpa que consiste meramente en el color de la piel”.

“Ahora bien, ése es el principio por el que se rige el peor sureño racista, que carga a todos los negros con la culpa racial colectiva por cualquier crimen cometido por un individuo negro, y que los trata a todos como inferiores basándose en el hecho de que sus antecesores fueron salvajes” (De “La virtud del egoísmo”-Grito Sagrado Editorial-Buenos Aires 2007).