viernes, 14 de abril de 2017

La religión de los ateos

La palabra “ateo” (no Dios) implica la negación de Dios. Si bien se atribuye tal calificativo a quien adopta a nivel individual una visión del mundo que descarta la existencia de un Dios que interviene en los acontecimientos humanos, y aun excluye la posibilidad de un orden natural con cierta finalidad implícita, reservaremos, en nuestro caso, la denominación de ateo a quien no sólo busca activamente destruir toda religión existente sino también reemplazarla por alguna otra ideología, cayendo en sus intentos en una especie de “religión atea”, como ha sido el caso del marxismo-leninismo.

La existencia de un sentido de la vida impuesto por el orden natural podemos evidenciarla en que no todas las conductas humanas conducen a iguales resultados. Todo indica que el sendero de la vida es como un angosto camino que nos lleva a la felicidad y permite nuestra supervivencia, que tiene una flecha que indica una dirección determinada. Quienes lo transitan en el sentido opuesto, promueven conflictos y sufrimientos, tanto para ellos como para quienes transitan por el buen camino. La religión es la que tiene como misión orientar al hombre por el buen camino.

Por el contrario, quienes creen que el orden natural es un caos y que no existe tal camino, tienden a proponer uno. De ahí que el ateismo práctico surge de la creencia en ese caos esencial y de la posterior propuesta de un camino de diseño humano. En lugar de seguir el hombre la voluntad de Dios, o la voluntad implícita en el orden natural, se le propone seguir la voluntad de un hombre. El siglo XX ha sido una ardua disputa entre los buscadores del Reino de Dios en oposición a los buscadores del Reino del Hombre. Nicolás Berdiaev escribió: “Que el comunismo se haya mostrado irreconciliablemente hostil con respecto a toda religión no puede ser una manifestación del azar; es un hecho que pertenece a la misma esencia de su concepción del mundo. La construcción comunista es un estatismo hasta el extremo, en el que el poder total, absoluto, exige la unificación obligatoria del pensamiento. Los comunistas han decretado la persecución contra todas las iglesias, sobre todo contra la Iglesia ortodoxa, en razón del papel histórico que ésta ha desempeñado”.

“Ateos militantes se han visto obligados a realizar una vasta propaganda antirreligiosa. Pero en realidad, si el comunismo se opone a toda religión, lo hace menos en nombre del sistema social que encarna que porque él mismo representa una religión. Pues quiere ser una religión capaz de reemplazar al cristianismo, pretende responder a las aspiraciones religiosas del alma humana, dar un sentido a la vida. El comunismo quiere ser universal, quiere dirigir toda la existencia y no solamente algunos de sus momentos”.

“Por eso era inevitable el conflicto que le debía enfrentar con las otras doctrinas religiosas. La intolerancia y el fanatismo ¿no tienen siempre a la religión como origen? Rara vez los suscitarán una doctrina científica o puramente intelectual. El comunismo es exclusivo porque es una creencia. Y en ello desempeñan un gran papel el temperamento religioso de los rusos, su psicología de cismáticos y de sectarios. Una posición de hostilidad declarada con respecto a toda religión se hallaba incluida claramente en la doctrina de Marx…” (De “Las fuentes y el sentido del comunismo ruso”-Editorial Losada SA-Buenos Aires 1939).

Las religiones bíblicas consideran una lucha entre el Bien y el Mal; que surgen de las virtudes y defectos, respectivamente, asociados a todo individuo, de donde surge una lucha interna en cada uno de nosotros buscando hacer prevalecer una actitud cooperativa sobre el egoísmo. De ahí los mandamientos con contenido moral que son dirigidos a cada individuo. Por el contrario, en la religión atea se considera la existencia de clases sociales en conflicto, estableciéndose una lucha entre opresores y oprimidos. Se asocian todos los defectos a una clase social y todas las virtudes a la otra, promoviendo la revolución y la “dictadura del proletariado” para solucionar los conflictos sociales.

Mientras que el cristianismo propone una solución fácil de entender y difícil de poner en práctica, tal de adoptar una actitud que nos permita compartir las penas y las alegrías de los demás como propias, constituyendo tales sentimientos el vínculo de unión entre los hombres, el marxismo propone la sencilla solución de socializar los medios de producción, con la abolición de la propiedad privada, constituyendo tales medios el vínculo de unión entre los hombres y la base de la sociedad colectivista.

El hombre nuevo propuesto por el cristianismo es aquel que cumple con los mandamientos bíblicos, por lo que se trata de establecer una religión universal, entendiendo como religión a la unión de los adeptos en base a una actitud cooperativa. Por el contrario, el hombre nuevo soviético es el que está dispuesto a trabajar bajo el lema: “De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”, es decir, sin fines de lucro y sin ambiciones ni metas materiales individuales, con un desarrollado sentido de la obediencia a la voluntad de quienes dirigen al Estado.

El Dios del cristianismo impone leyes naturales a todo lo existente, por lo que se lo puede identificar con el propio orden natural. Luego, el objetivo de la religión moral es el de adaptar al hombre a dicho orden, tal el sentido del Reino de Dios. El sufrimiento es una medida del grado de desadaptación respecto de tales leyes, mientras que la felicidad es una medida de la adaptación lograda. Por el contrario, en la religión atea es el Estado el nuevo Dios que establece las leyes que deben cumplir sus súbditos, recibiendo castigos quienes las desobedecen y premios a quienes las cumplen.

El cristianismo tiene a los profetas como intérpretes de la voluntad de Dios, o del orden natural, previendo la aparición del ungido (el Cristo) que nos ha de liberar de nuestros pecados. La religión atea tiene a Karl Marx como al profeta que escribe el antiguo testamento ateo (“El capital”) y también el nuevo testamento ateo (“El manifiesto comunista”, junto con F. Engels). El ungido no ha de ser un individuo sino toda una clase social (el proletariado), eso sí, tipificada en la figura representativa de la revolución: Lenin.

El culto de la personalidad de Cristo, cuando predomina sobre el cumplimiento de los mandamientos, genera severas distorsiones de la religión moral. Por el contrario, el culto a Valdimir Lenin resulta esencial para difundir el ateismo en los pueblos regidos por el totalitarismo. Mientras que toda herejía es castigada por la Iglesia, con la correspondiente excomunión, todo desvío de la ideología marxista-leninista es castigada mediante destierros en campos de trabajos forzados.

Así como el cristianismo tiene sus mártires, que entregaron su vida en defensa de la fe, los comunistas tienen a sus mártires revolucionarios, que perdieron su vida ante quienes defendieron su libertad y su dignidad al impedir ser esclavizados por los representantes de la religión atea y del Anticristo.

Mientras que el cristianismo establece una profecía y promesas venturosas para el futuro, a través del Apocalipsis, el marxismo-leninismo promete a sus fieles el triunfo final y definitivo del socialismo a nivel mundial, finalizando prácticamente la historia de la humanidad al haberse llegado a la meta óptima que ya no resultaría necesario cambiar. Mientras que el cristianismo primitivo, al tratar de insertarse en los pueblos que constituían el Imperio Romano, adopta rituales y costumbres propias de las religiones paganas, la religión atea utiliza ciertos rituales o ceremonias utilizadas por las iglesias cristianas.

Cuando el reemplazo de la religión moral por la religión atea no logra el éxito esperado, se recurre a los tradicionales métodos revolucionarios. Víctor José Llaver escribió: “El especialista en asuntos religiosos del Comité Central, Leonid Illichev, recibió consignas de drásticas medidas para resolver el fracaso de la erradicación religiosa. Este fiel funcionario puso en juego toda su capacidad y, contando con el poder del Estado, entre 1961 y 1964, parte final del periodo de Kruschev, logró cerrar 10.000 de las 20.000 iglesias existentes, a un promedio de 150 clausuras por día. ¿Cómo lo hizo? Incrementó los métodos de sojuzgamientos compulsivos que se venían utilizando desde 1917. Los ministros y pastores de distintas confesiones recibieron tratamientos violentos, terminaron trágicamente sus días, debieron exiliarse interna o externamente o fueron forzados a no practicar sus cultos”.

“El culto a Lenin reemplaza en boato e intensidad al de cualquier deidad religiosa, y muy bien puede ser comparado con el culto a Jesucristo por parte de los cristianos. Con la diferencia a favor de Lenin de que, si para un católico por ejemplo, «Dios está en el cielo, en la Tierra y en todo lugar», su imagen es puramente espiritual e imprecisa, y su presencia puede ser y es soslayada a conveniencia; para un soviético, en cambio, soslayar la presencia de Lenin es imposible: lo acompañará de alguna forma mucho más concreta todo el tiempo, probablemente toda su vida. La historia oficial soviética ha sido escrita y reescrita cuantas veces ha sido necesario para destacar de Lenin su predestinación, su inteligencia casi sobrenatural, su infalibilidad, hasta hacerlo un visionario, deshumanizarlo y transformarlo en un profeta y en el ejemplo en el que tiene que reflejarse todo ciudadano soviético que se precie, hasta niveles de consideración religiosa” (De “La URSS hoy”-Editorial Plus Ultra-Buenos Aires 1989).

En forma similar a la de los niños católicos que hacen la primera comunión, y que, de adultos, celebran su casamiento en la Iglesia, en la era soviética se hacían rituales semejantes bajo la religión atea. “Los niños en edad escolar con méritos adecuados ingresan a una entidad precursora del Partido llamada «Pioneros de Lenin», y se distinguirán por un pañuelo rojo anudado al cuello y un birrete del mismo color. Coincidimos en un parque de Kiev…lo que nos permitió ser testigos de la importancia que se otorga a este acto, de la emoción con que los niños reciben sus atributos, la de sus padres e invitados…Esta ceremonia impregnada de solemnidad…bien puede equivaler a la confirmación de los católicos o al Bar Mitzva de los judíos”.

“En la URSS los enlaces se llevan a cabo en los «Palacios de los Matrimonios»”. “La oficiante…lucía un vestido verde largo como una túnica, sobre el que se destacaba destellando una ancha cadena que, colgando de su cuello, sostenía sobre el pecho un enorme medallón dorado con la imagen de Lenin, quien además fiscalizaba todo lo que se hacía bajo su advocación desde su busto, ubicado en el lugar más destacado del fondo del salón cerca de la funcionaria-sacerdotisa”.

Mientras que el emperador Constantino introduce el cristianismo en el Imperio Romano, posiblemente por la influencia recibida de su madre, convertida al cristianismo, es posible que el desarme del Imperio Soviético se haya debido a la influencia recibida por Mijail Gorbachov de su madre, al menos educándolo como una persona normal, que no inspiraba terror desde su liderazgo, y que por ello mismo favoreció la inevitable caída. “Mijail Gorbachov, nacido catorce años después de la revolución bolchevique, parece que fue bautizado por insistencia de su madre María Panteleyevna, quien aún concurre a los oficios de la Iglesia Ortodoxa Rusa”.

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