jueves, 8 de marzo de 2012

Sociedades abiertas y cerradas

Se considera que una sociedad es abierta cuando permite el libre intercambio de bienes, circulación de personas y libertad de expresión, tanto interiormente como respecto de países vecinos (en este caso, en cuanto a los dos primeros derechos). Por el contrario, una sociedad cerrada es aquella en que no se permiten al ciudadano esas libertades. El caso más notable de este tipo de sociedad ocurrió en el Japón, país que estuvo prácticamente aislado de los demás países durante dos siglos. Incluso cuando llegaba un barco del extranjero, sus tripulantes eran detenidos o bien ejecutados por incumplir la reglamentación vigente (a veces por desconocerla).

Por lo general, el gobierno que dirige una sociedad cerrada tiene características dictatoriales, mientras que el gobierno que dirige una sociedad abierta presenta características democráticas, si bien se dan casos en que estas condiciones no se cumplen. Uno de los precursores de las sociedades cerradas fue el filósofo griego Platón de Atenas, quien escribió:

“De todos los principios, el más importante es que nadie, ya sea hombre o mujer, debe carecer de un jefe. Tampoco ha de acostumbrarse el espíritu de nadie a permitirse obrar siguiendo su propia iniciativa, ya sea en el trabajo o en el placer. Lejos de ello, así en la guerra como en la paz, todo ciudadano habrá de fijar la vista en su jefe, siguiéndolo fielmente, y aun en los asuntos más triviales deberá mantenerse bajo su mando. Así, por ejemplo, deberá levantarse, moverse, lavarse, o comer…sólo si se le ha ordenado hacerlo. En una palabra: deberá enseñarle a su alma, por medio del hábito largamente practicado, a no soñar nunca actuar con independencia, y a tornarse totalmente incapaz de ello” (Citado en “La sociedad abierta y sus enemigos”-Karl R. Popper-Editorial Planeta-De Agostini SA-Barcelona 1992).

La expresión anterior puede identificarse plenamente con el socialismo real derivado de la abolición de la propiedad privada de los medios de producción. Quienes dieron realidad a la sugerencia anterior son personajes tales como Lenin, Stalin, Fidel Castro, etc. De la propuesta platónica pueden extraerse varias conclusiones:

1- En una sociedad cerrada existirán dos clases sociales distintas: la de quienes mandan y la de quienes obedecen.
2- Se presupone que los que mandan constituyen, por alguna razón, una clase social superior.
3- Todo ser humano ha de perder su individualidad al someterse a las directivas de quienes gobiernan la sociedad colectivista.
4- Cada integrante de la sociedad cerrada perderá su capacidad de iniciativa, incluso de tomar decisiones, por cuanto sólo deberá limitarse a obedecer órdenes.
5- Queda prohibido todo tipo de competencia e incluso todo intento del “incapacitado” para tomar decisiones, o de aspirar al sector de mando.
6- En la sociedad cerrada se desaprovecha gran parte del talento individual, por lo que tiende a decaer y a atrasarse.
7- En la sociedad cerrada el individuo se aísla de los demás por cuanto no posee la libertad necesaria para establecer relaciones sociales con quienes desee y en la forma que desee.
8- Quienes esperan participar de una sociedad cerrada son de dos tipos psicológicos: los que aspiran a un puesto de mando (por pertenecer a una clase o raza superior) y los que aspiran a obedecer tratando de evadirse de todo tipo de responsabilidad y evitando las ocasiones de sentir envidia de los demás.
9- La razón principal, o pretexto, que se adopta para justificar la sociedad cerrada es la protección de cada integrante respecto del peligro y la maldad de todo ser humano ajeno a la misma.

Por el contrario, en una sociedad abierta, podemos distinguir los siguientes aspectos:

1- En una sociedad abierta no existen impedimentos para la movilidad social de sus integrantes.
2- Se presupone una potencial igualdad de los hombres para desempeñar diferentes funciones.
3- Todo ser humano ha de acentuar su individualidad y tan sólo ha de someterse a los designios de las leyes naturales, a las cuales se habrá de adaptar.
4- Cada integrante de la sociedad abierta deberá desarrollar cierta capacidad para la toma de decisiones, para sentirse así liberado del gobierno de otros seres humanos sobre su persona.
5- Se sugiere una competencia para cooperar de mejor manera con los restantes integrantes de la sociedad.
6- En la sociedad abierta se trata de no desaprovechar el talento individual, por lo que constituye una sociedad innovadora que favorece el progreso.
7- En la sociedad abierta el individuo puede relacionarse socialmente con los demás sin ningún tipo de trabas.
8- Quien aspira a vivir en una sociedad abierta es el que confía en sus aptitudes personales y es el que tiene aspiraciones individuales establecidas para su vida.
9- La razón principal de la búsqueda de la sociedad abierta implica la natural búsqueda de libertad y de la igualdad que favorece todo tipo de vínculo social.

En sus intentos por establecer la sociedad ideal, Platón es capturado y vendido como esclavo (luego recupera su libertad). Esto ha sido una constante en la historia, ya que siempre han existido intentos por esclavizar a sectores de una sociedad por parte de otros sectores de la misma, mientras que aquéllos siempre han reaccionado “en defensa de sus intereses” (libertad, dignidad, supervivencia, etc.).

Por lo general, se considera “legítimo” el embate esclavista e “ilegítimo” todo intento del sector amenazado cuando le ha tocado defender su libertad y su dignidad. La revolución socialista no es otra cosa que una guerra civil promovida por quienes tratan de esclavizar a un sector y la respuesta que ese sector adopta ante esa circunstancia. Con el tiempo, los que pretendieron esclavizar, y fueron derrotados, se muestran como víctimas inocentes y durante el resto de sus vidas sólo les quedará la posibilidad de difamar al sector de la sociedad que supo defenderse a tiempo.

Platón tiene en su mente una sociedad ideal al estilo de Esparta, la rival de Atenas, su propia ciudad. Karl Popper escribió:

“El Estado perfecto es un Estado de castas. El problema de la eliminación de las guerras de clases se resuelve, no mediante la abolición de las clases, sino mediante el otorgamiento a la clase gobernante de una superioridad tal que no pueda ser enfrentada. Al igual que en Esparta, sólo a la clase gobernante se le permite portar armas, sólo ella tiene derechos políticos o de otra naturaleza y sólo ella recibe educación, esto es, una enseñanza especializada en el arte de vigilar el rebaño o ganado humano”.

“Puesto que sólo la clase gobernante detenta el poder político, incluyendo la facultad de mantener al ganado humano dentro de tales límites que le impidan tornarse peligroso, todo el problema de preservar el estado se reduce a conservar la unidad interna de la clase gobernante. ¿Cómo se mantiene esa unidad? Mediante un adiestramiento especial y otras influencias psicológicas, pero, principalmente, mediante la eliminación de los intereses económicos capaces de conducir a esa desunión. Esta abstinencia económica se alcanza y regula mediante la introducción del comunismo, vale decir, la abolición de la propiedad privada, especialmente con respecto a los metales preciosos. «En Esparta estaba prohibida la posesión de metales preciosos»; este régimen comunista se circunscribe a la clase gobernante, que es la única que debe mantenerse a salvo de la desunión; las querellas entre los súbditos no son dignas de la menor consideración”.

Como se dijo antes, la justificación de los gobiernos totalitarios puede provenir de la supuesta superioridad en cuanto a nacionalidad, raza, ideología política o filiación religiosa, que se atribuye el grupo que pretende constituirse en esclavista. Este tipo de “imperialismo interno” tiene la misma justificación que los imperialismos entre países, ya que se aduce que algunos países son incapaces de autogobernarse y de ahí la “generosa ayuda” que ha de concederle el país colonialista gobernándolo. Karl Popper agrega:

“Expresa Platón; «Cualquier contacto o intercambio de una clase a otra constituye una grave transgresión contra la ciudad y puede ser justamente condenada como el más bajo de los crímenes». Pero claro está que una división de clases tan rígida debe ser justificada de algún modo y una tentativa semejante sólo puede basarse en la tesis de que los gobernantes son superiores a sus súbditos. En consecuencia, Platón trata de justificar su división de clases mediante la triple pretensión de que los gobernantes son muy superiores en tres aspectos, a saber: raza, educación y escala de valores”.

En cuanto a la justicia, Popper escribe: “¿Qué entendía Platón por justicia? Nosotros sostenemos que en la República utiliza el término «justo» como sinónimo de «lo que interesa al Estado perfecto». ¿Y qué es lo que interesa al Estado perfecto? Detener todo cambio mediante el mantenimiento de una rígida división de clases y un gobierno de clase. De estar en lo cierto, tendremos que admitir que la exigencia platónica de justicia coloca su programa político en pie de igualdad con el totalitarismo; y habremos de concluir que debemos prevenirnos contra el peligro de la falsa impresión producida por meras palabras”.

“Esta conclusión es reforzada y resumida poco después: «La ciudad es justa…si cada una de las tres clases atiende a su normal labor». Pero esta afirmación significa que Platón identifica la justicia con el principio de gobierno de clase y de los privilegios de clase. En efecto, el principio de que cada clase debe atender a sus propios asuntos significa, lisa y llanamente, que el Estado es justo si gobierna el gobernante, el trabajador trabaja y el esclavo obedece”.

La actitud de Platón hace recordar la expresión de Lenin: “Moral es lo que favorece el advenimiento del comunismo; inmoral lo contrario”. Bajo esa justificación se llevó adelante el “imperialismo interno” en la URSS y luego se intentó universalizarlo por medio de revoluciones a lo largo y ancho del mundo. Quienes se opusieron a la expansión del comunismo son difamados también en forma “universal”. La masificación del pensamiento predomina notablemente sobre el pensamiento individual.