lunes, 25 de abril de 2011

La tercera vía

Los movimientos políticos que tratan de promover sistemas económicos y sociales distantes tanto del capitalismo como del socialismo, se han denominado “la tercera vía”, o la “tercera posición”. Podemos mencionar algunas de las razones que los han hecho surgir:

a) Existe el convencimiento de que ambas posturas a superar tienen algo positivo que deberá mantenerse.
b) Existe el convencimiento de que ambas posturas son negativas para la sociedad.
c) Se utiliza la tercera vía como un disfraz que algunos políticos emplean para recibir apoyo electoral, pero en realidad tratan de implantar a una de ellas.

A mediados del siglo XX, algunos políticos consideraron al fascismo y al nazismo como una tercera posición equidistante tanto del capitalismo como del comunismo, siendo éste el caso del peronismo. Al respecto, Juan D. Perón expresó:

“En 1938 el mundo asistía entre absorto y confuso el enfrentamiento enconado del capitalismo con el comunismo, mientras mantenían una tercera posición ideológica el fascismo y el nacionalsocialismo”.

“Me ubiqué en Italia entonces. Y allí estaba sucediendo una cosa: se estaba haciendo un experimento. Era el primer socialismo nacional que aparecía en el mundo. No entro a juzgar los medios, que podrían ser defectuosos. Pero lo importante era esto: en un mundo ya dividido en imperialismos, ya flotantes, y un tercero en discordia que dice: No, ni con unos ni con otros, nosotros somos socialistas, pero socialistas nacionales. Era una tercera posición entre el socialismo soviético y el imperialismo yanqui. Para mí ese experimento tenia un gran valor histórico. De alguna manera uno ya estaba intuitivamente metido en el futuro, estaba viendo qué consecuencias tendría ese proceso” (De “Crítica de las ideas políticas argentinas”-Juan José Sebreli-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 2002). Puede decirse que, cuando un líder de masas elige la vía inadecuada, será todo un país el que se conducirá por ese camino.

Debido a los efectos negativos producidos por fascistas y nazis, principalmente por el carácter totalitario y antidemocrático de sus ideas, en la actualidad la tercera posición la ocupan los partidos denominados socialdemócratas. Junto a los partidos liberales (capitalistas) y a los socialistas (marxistas) cubren el espectro de las ideologías en pugna en la mayor parte de los países. (También el marxismo es esencialmente totalitario y antidemocrático, si bien la propaganda partidaria ha convencido a muchos de lo contrario).

En cuanto a los objetivos que propone para la socialdemocracia, Anthony Giddens escribió: “Valores de la tercera vía: Igualdad. Protección de los débiles. Libertad como autonomía. Ningún derecho sin responsabilidad. Ninguna autoridad sin democracia. Pluralismo cosmopolita. Conservadurismo filosófico”.

“La meta de la política de la tercera vía debería ser ayudar a los ciudadanos a guiarse en las grandes revoluciones de nuestro tiempo: la globalización, las transformaciones de la vida personal y nuestra relación con la naturaleza” (De “La tercera vía”-Ediciones Taurus-Buenos Aires 2000).

Uno de los mayores inconvenientes, y una de las mayores contradicciones, ocurren en el aspecto económico. Así, han surgido posturas que proponen “producir bajo el sistema capitalista, pero distribuir bajo el sistema socialista”. Detrás de las palabras, sin embargo existen los hechos. Recordemos que la economía de mercado, y su ley básica de la oferta y la demanda, considera a la producción (luego oferta) y a la distribución (luego demanda) como partes indisolubles del mismo proceso, de ahí que no tenga sentido la “propuesta mixta” anterior.

Una vez establecidas las empresas y su producción, debemos optar por la planificación individual de productores y consumidores (mercado) o bien por la planificación central (estatal). Las posibilidades intermedias sólo implican distorsiones al mercado que tarde o temprano producen resultados indeseados.

Lo que puede establecerse es, justamente, una economía mixta, es decir, con empresas tanto privadas como estatales. Ningún país puede darse el lujo de prescindir ya sea de la actividad privada como de la actividad estatal. Pero las empresas estatales deberán participar competitivamente en el mercado, cerrando sus puertas en caso de tener pérdidas. De lo contrario, se transformarán en instituciones parasitarias que absorben injustificadamente las riquezas creadas por el resto de la sociedad.
Para lograr acuerdos, debemos acordar primeramente en cuanto a los siguientes posibilidades:

1- El capitalismo es esencialmente perverso o bien es necesario lograr una previa adaptación de la sociedad a sus reglas.
2- El socialismo es esencialmente erróneo o bien fue siempre mal aplicado.

El capitalismo, y la economía de mercado, mayoritariamente producen muy buenos resultados, por lo que podemos atribuir sus fracasos a la no adaptabilidad de la población a sus reglas básicas. El socialismo, y la economía planificada, han producido malos resultados económicos en todos los casos, lo que hace sospechar de una inherente ineficacia. (Nómbrese algún país socialista exitoso)

En cuanto a las ventajas que ofrece el socialismo real (no el teórico) debemos considerar en qué consiste esencialmente. Podemos comenzar considerando el caso de una economía de mercado con competencia perfecta. Este sistema ideal se deteriora cuando un grupo de empresas decide no competir y hacer acuerdos extra mercado para fijar precios que les resulten favorables. Luego estas empresas se pueden asociar para adquirir otras empresas y así llegar a disponer de toda la economía de una nación. Con tanto poder, esta gran empresa no tendrá inconvenientes en dirigir incluso la política y hasta los medios de información pública.

Nótese que esta descripción termina en una sociedad enteramente similar a una sociedad de capitalismo estatal (comunismo), ya que las decisiones sobre todas y cada una de las vidas de quienes dependen de esa gran empresa (el Estado) son tomadas por el máximo líder, tal el caso de un Stalin o un Fidel Castro, amo absoluto de la nación. De ahí que la tercera vía no debería buscar las “ventajas” del socialismo, excepto por hacer crecer, a veces, los valores personales de quienes están bajo un régimen de tipo carcelario.

Es oportuno señalar que el socialismo teórico apunta hacia el estado totalitario mediante la estatización de los medios de producción y de la “dictadura del proletariado. De ahí que el socialismo debería quedar afuera de una búsqueda de síntesis respecto del mejor sistema político y económico, de la misma forma en que quedaron fuera previamente el fascismo y el nazismo.

Las críticas hacia el capitalismo muchas veces se juntan con las destinadas hacia los EEUU, siendo que las principales figuras del pensamiento liberal son principalmente europeas y previas al surgimiento de ese país como nación independiente. Esa actitud es equivalente a rechazar al cristianismo por cuanto es la religión predominante en EEUU, siendo que esa religión es mucho más antigua que tal país.

También se dice que el liberalismo trata de prescindir totalmente del Estado, algo completamente falso. Lo que propone es, primeramente, que no se distorsione el libre mercado con regulaciones o bien con una impresión de billetes más allá de los necesarios para satisfacer el normal crecimiento de la producción. En segundo lugar, que no se dedique a producir aquello para lo cual no están capacitados los políticos, para que así pueda el Estado ocuparse de temas importantes como la educación, la salud, la seguridad, la justicia, etc.

Las severas críticas al capitalismo persisten en la medida en que persiste la vigencia de la discriminatoria “ley de Marx”, la que implica que los empresarios son perversos y egoístas por naturaleza, mientras que los empleados y los obreros son honestos en todos los casos. De ahí un paso más, y se interpreta que los liberales no son aptos para el manejo de la economía y la política, mientras que los marxistas (al ser buenos por naturaleza) deberían dirigir el Estado. Al respecto, Anthony Giddens escribió: “La idea de que el capitalismo puede ser humanizado a través de la gestión económica socialista dota al socialismo de la mayor ventaja que pueda poseer, incluso aunque haya habido muchas descripciones diferentes sobre cómo pueda lograrse tal objetivo”.

Luego se sostiene que el socialdemócrata está en mejores condiciones de repartir lo que otros producen y que la misión de la socialdemocracia se ha de lograr esencialmente sacándole dinero al que trabaja y produce, para entregárselo al sector improductivo (previo descuento que va al mantenimiento de los generosos distribuidores de lo ajeno). Si no alcanza el dinero extraído al sector productivo, queda el último recurso de la impresión excesiva de billetes, lo que da lugar a la inflación, perjudicando mayoritariamente a los sectores a quienes se pretendía ayudar.

La tercera vía, si así pudiera denominarse, quedaría entonces reducida al mejoramiento ético generalizado, es decir, a la incorporación directa de actitudes y valores provenientes de otras ramas de las ciencias sociales. El mercado sólo es un medio que orienta las decisiones económicas, pero por sí solo no es apto para solucionar los problemas sociales existentes.

miércoles, 13 de abril de 2011

El capital humano


Entre los factores necesarios para la producción de bienes y servicios aparecen, tradicionalmente, las materias primas, el trabajo, el capital y el empresario. En las últimas décadas, algunos economistas han incluido también al capital humano, como algo distinto al capital material o físico, como otro factor de la producción. Lester C. Thurow escribió: “El capital humano se define como las habilidades, talentos y conocimientos productivos de un individuo. Esto se mide en términos del valor (el precio multiplicado por la cantidad) de los bienes y servicios producidos” (De “Inversión en capital humano”-Editorial Trillas SA-México 1978).

La idea de “medir” a un ser humano por su productividad potencial puede resultar inaceptable en un principio. Sin embargo, es conveniente describir en forma adecuada cuales son los factores de la producción, de manera de favorecer a la economía e incluso para establecer una distribución más justa de los beneficios de la producción entre los distintos factores intervinientes. Lester C. Thurow escribe al respecto: “Debe hacerse una clara diferenciación entre el «valor» de un hombre y el de su salario. El capital humano de un hombre nos indica el valor actual de sus futuras capacidades productivas, no su valor como ser humano. Cualidades personales como el amor, la amistad, la compasión y el valor intrínseco no se incluyen en los cálculos del capital humano de un hombre. El valor que puede adjudicarse a sí mismo o el que sus amigos o enemigos le puedan asignar, no tiene relación con su capital humano”.

Los países con pocos recursos naturales como petróleo, gas, minerales, etc., tienen la imperiosa necesidad de aumentar su capital humano. Es el mismo caso del joven que no va a recibir de sus padres ninguna herencia y trata de compensar esa falta adquiriendo conocimientos a través de una formación profesional. Entre estos países podemos mencionar a Japón, Corea del Sur y Taiwan.

Los países con muchos recursos materiales a veces descuidan la formación de capital humano. Es el mismo caso del joven que va a recibir cierta herencia material de sus padres y opta por no capacitarse adecuadamente para su futuro laboral. Entre estos países podemos mencionar a Argentina y Venezuela.

Debido a que las materias primas tienen en el mercado mundial una incidencia cercana al 4 %, los países con mejor nivel económico son aquellos que tienen mayor capital humano, que es el que les permite tener una industria competitiva y eficaz. Los que confiaron exclusivamente en la “herencia” recibida, por el contrario, pueden permanecer con un nivel de vida bastante limitado. Estos aspectos ya fueron tenidos en cuenta por Juan Bautista Alberdi en el siglo XIX, por lo que escribió:

“La América del Sud esta ocupada por pueblos pobres que habitan suelo rico, al revés de la Europa ocupada en su mayor parte por pueblos ricos que habitan suelo pobre”.

“La primera dificultad de Sud América para escapar de la pobreza es que ignora su condición económica. Con la persuasión de que es rica y por causa de esa persuasión, vive pobre, porque toma por riqueza lo que no es sino instrumento para producirla”.

“Ausentes el trabajo y el ahorro, la pobreza es el resultado natural de esa situación, y ella coexiste con la posesión de los más felices climas y territorios, cuyos poseedores arrogantes pueden presentar el cómico espectáculo de una opulencia andrajosa”.

“El trabajo y el ahorro son esas causas naturales de la riqueza, como la ociosidad y el dispendio son las causas de la pobreza. Esas cuatro palabras expresan los cuatro hechos a que está reducida toda la gran ciencia de Adam Smith” (De “Estudios económicos”-Librería La Facultad-Buenos Aires 1927).

Debido al aumento sostenido del desarrollo científico y tecnológico, el automatismo va restringiendo la oferta de mano de obra en actividades tales como la agricultura y la industria. En los países con alto nivel tecnológico, sólo se emplea un 3 o 4 % de la población laboralmente activa para las actividades agrícolas, esperándose porcentajes similares para los próximos años en el caso de la industria. Ello no significa llegar al “fin del trabajo”, situación cercana a una catástrofe social, ya que en esos países existen porcentajes cercanos al 75 % en empleos en el sector servicios. Justamente en estas actividades se requiere bastante especialización y capital humano.

El avance tecnológico, que en siglos pasados produjo el “desempleo tecnológico”, debido al reemplazo del hombre por la máquina, con la pérdida de puestos de trabajos, en la actualidad ha dejado de ser un serio inconveniente debido a la mencionada ocupación creciente en el sector servicios. De todas formas, el hombre debe capacitarse cada vez más para adaptarse sin inconvenientes a la cambiante situación laboral que presentan las sociedades actuales.

Así como la máquina de vapor de James Watt dio inicio a la Revolución Industrial, la computadora digital y las comunicaciones han caracterizando a la sociedad de la información y del conocimiento. Peter Drucker escribió:

“El recurso económico básico, el «medio de producción», para utilizar el termino de los economistas, ya no es el capital ni los recursos naturales (el «suelo» de los economistas) ni la «mano de obra». Es y será el saber”.

“Las actividades principales en la creación de riqueza no serán ni la asignación de capital para usos productivos, ni la «mano de obra», los dos polos de la teoría económica en los siglos XIX y XX, fuera ésta clásica, marxista, keynesiana o neoclásica; ahora el valor se crea mediante la «productividad» y la «innovación», ambas aplicaciones del saber al trabajo” (De “La sociedad poscapitalista”- Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1993).

La principal creadora de capital humano es la educación; principalmente la educación técnica y la universidad. De ahí que no es raro encontrar, en una sociedad, una crisis social y económica asociada a una crisis educativa.

No es fácil encontrar las causas principales de la crisis educativa, pero se pueden señalar algunas posibles. Una de ellas, quizás, sea la poca valoración social del conocimiento. Si algo es poco valorado, pobres serán nuestros esfuerzos por alcanzarlo.

Incluso, en el mejor de los casos, el conocimiento es valorado parcialmente como un medio para obtener una aceptable posición económica. Este objetivo, que es aceptable, debe ser una consecuencia de haber buscado previamente al conocimiento como un valor en si mismo. Así como los valores éticos y estéticos embellecen el interior y el exterior de un ser humano, los valores intelectuales han de embellecer una parte importante de nuestra personalidad. Alfred N. Whitehead escribió:

“Ningún hombre de ciencia quiere saber por saber. Adquiere conocimiento para satisfacer su pasión por el descubrimiento. No es que descubre para saber, sino que sabe para descubrir. El placer que el arte y la ciencia pueden conferir a la tarea es la alegría que nace del intento logrado. Idéntico placer obtiene el hombre de ciencia y el artista”

Así como lo ético apunta a lograr el bien y lo estético la belleza, lo intelectual apunta a lograr la verdad. La integridad del hombre proviene de un equilibrio entre estos tres aspectos. Las crisis sociales, por lo tanto, pueden caracterizarse por la existencia del “hombre mutilado”, que desconoce uno o más de los valores que deben imperar en todo ser humano.

Respecto de la educación técnica, Alfred N. Whitehead escribió:

“El mérito particular de una educación científica debe ser el fundar el pensamiento sobre observaciones directas; y el correspondiente mérito de una educación técnica es que sigue nuestro profundo instinto natural de traducir el pensamiento en habilidad manual, y la actividad manual en pensamiento”.

“La educación técnica está condenada a muerte si la concebimos como un sistema para tomar a los jóvenes y darles sólo una aptitud manual altamente especializada. La nación necesita elasticidad en el trabajo; que los hombres puedan cambiar su trabajo, no sólo de un puesto a otro, sino también, dentro de limites razonables de aptitudes afines, de una especialidad de trabajo a otra” (De “Los fines de la educación”-Editorial Paidós SA-Buenos Aires 1965).

En cuanto a la universidad, expresó: “Lo que justifica la existencia de la universidad es que mantiene la vinculación entre el conocimiento y el gusto de vivir, mediante la unión del joven y el viejo en la consideración imaginativa de la enseñanza. La universidad imparte información, pero la imparte imaginativamente. Por lo menos, tal es la función que debe desempeñar en la sociedad”.

“La juventud es imaginativa, y si la imaginación es fortalecida por la disciplina, esa fuerza imaginativa puede en gran medida conservarse toda la vida. La tragedia del mundo es que los que son imaginativos tienen escasa experiencia, y los que poseen experiencia tienen poca imaginación. El necio actúa por imaginación sin conocimiento; el pedante actúa por conocimiento sin imaginación. La tarea de la universidad consiste en unificar la imaginación con la experiencia”.

“En una universidad se encuentran reunidas sus dos funciones de educación e investigación. ¿Quiere usted que sus profesores sean imaginativos? Anímelos a investigar. ¿Quiere que sus investigadores sean imaginativos? Hágales entrar en comunicación intelectual con los jóvenes que están en el periodo más vehemente e imaginativo de la vida, cuando los intelectos comienzan a entrar en una madura disciplina”.

“Sería el mayor error estimar el valor de cada profesor de una facultad según las obras impresas firmadas con su nombre. Hay actualmente cierta tendencia a caer en ese error; y es necesario protestar enérgicamente contra una actitud por parte de las autoridades que es perjudicial para la eficiencia e injusta para con el celo desinteresado. Pero, hechas ya todas esas concesiones, una buena prueba de la eficiencia general de una facultad es que, en conjunto, produzca en forma de publicaciones su cuota de contribución al pensamiento. Esa cuota debe ser estimada por el pensamiento que contenga y no por el número de palabras”

sábado, 9 de abril de 2011

Democracia

Si aceptamos la existencia de una ciencia política, debemos esperar que, como toda ciencia, tendrá una validez universal, de donde resulta conveniente encontrar una definición de democracia que tenga esa validez. Pero esta vez no hemos de buscar sólo una frase que la defina, sino que debemos encontrar además un conjunto de condiciones que la habrán de caracterizar. Esto es equivalente a “definir” el mercado, en economía, mediante el conjunto de requisitos básicos que deben cumplirse para su existencia plena.

En líneas generales, luego de la definición habitual de “gobierno del pueblo”, podemos inferir que se ha de tratar de un gobierno igualitario ya que todos los habitantes de un país “somos pueblo”. Podemos inferir también que ha de ser un gobierno que acepta la libertad de todos sus habitantes por cuanto debe evitarse la situación en que algunos hombres gobiernen mental o materialmente a otros hombres en el sentido de que excedan las funciones que el habitante común ha delegado previamente en sus representantes. El gobierno del hombre, en lugar del gobierno de las leyes, desnaturaliza la igualdad supuesta inicialmente.

La igualdad y la libertad, por lo tanto, han de ser los dos objetivos generales que ha de perseguir un sistema de gobierno democrático. Algunas tendencias políticas, como la socialista, pregonan la igualdad como objetivo principal, pero desconociendo la libertad individual, por lo que en realidad apuntan a establecer sistemas totalitarios. Los sectores liberales pregonan la libertad como objetivo principal, y también la igualdad, pero en un sentido diferente al propuesto por la tendencia socialista.

Debemos elegir una de las alternativas respecto de la bondad natural o bien de la maldad natural del ser humano. Estos puntos de partida provienen de la postura optimista del liberalismo y de la postura pesimista del socialismo, respectivamente. En el primer caso se supone que con educación y libertad será posible lograr buenos resultados, mientras que en el otro caso se supone que el gobierno mental y material sobre todo individuo, desde el Estado, es imprescindible para ese logro.

Aunque en la Revolución Francesa se utilizaron métodos violentos y poco “democráticos”, se puso énfasis, ideológicamente hablando, en los componentes básicos de la democracia, es decir, “libertad, igualdad, fraternidad”. Justamente el último objetivo ha de ser el principal, ya que si no se tiene una actitud favorable hacia la vida en sociedad, por la cual cada persona resulta ser alguien importante para los demás, nunca podrán establecerse la libertad y la igualdad.

Las condiciones básicas para el pleno desarrollo de la democracia deben establecerse teniendo presente las demás ramas de la ciencia experimental, principalmente la ciencia económica. De lo contrario surgirán inconvenientes insalvables. Este es el caso de los sistemas “distribucionistas” que, en sus ansias de lograr la igualdad económica, emiten y distribuyen billetes desde el Estado, deteriorando el proceso del mercado y favoreciendo la aparición de la inflación, que perjudicará a la mayor parte de la población en lugar de beneficiarla.

Si bien la igualdad es una propuesta de las tendencias totalitarias, no debemos olvidar que previamente partieron de una ideología que promueve la desigualdad (y la discriminación sectorial) que es tomada como pretexto para la toma del poder y el establecimiento del Estado totalitario. Los políticos totalitarios entienden por “democracia” el hecho de ser elegidos por el pueblo mediante votación libre para luego “hacer lo que les venga en ganas”.

La tendencia socialista propone la igualdad económica en forma prioritaria, ya que, supone, los valores afectivos o éticos, incluso los intelectuales, llegarán luego de esa igualdad. Tratan de buscar la igualdad, no tanto para evitar el sufrimiento o la incomodidad que la pobreza produce, sino para liberar al individuo de la envidia que pueda sentir. La solución a este conflicto personal debe establecerse mediante un mejor conocimiento del comportamiento del hombre, sin necesidad de transformar todo el proceso social buscando soluciones que deben darse desde un nivel individual.

Mientras que el liberalismo propone una igualdad de oportunidades, o igualdad en el punto de partida, el socialismo propone una igualdad de resultados, o del punto de llegada. El liberalismo propone una meritocracia suponiendo que nadie es incapaz hasta que demuestre lo contrario, mientras que el socialismo propone una “justicia distributiva” en la cual amplía la aplicabilidad de la “ley de incapacidad” proponiendo que el Estado debe mantener económicamente incluso al que tiene poca predisposición por el trabajo. El liberalismo enfatiza el cumplimiento de deberes mientras que el socialismo enfatiza la existencia de derechos, promoviendo lo que Ortega y Gasset denominaba “la rebelión de las masas”, que se vuelven cada vez más exigentes.

Como toda ciencia, la política debe partir de la existencia de leyes naturales que es necesario describir adecuadamente y que son, precisamente, estudiadas por las distintas ramas de la ciencia experimental. De ahí la idea de adaptación al orden natural en oposición a la búsqueda e imposición posterior de un “orden artificial” propio de las tendencias totalitarias (fascismo, nazismo, comunismo). Las leyes establecidas por el hombre, y que provienen del derecho, tienen sentido sólo si están asociadas a las leyes naturales, incluso puede decirse que son su expresión.
Las leyes que dictan los hombres van surgiendo de la experiencia y de la historia, a través de un proceso adaptativo de “prueba y error”. Sin embargo, algunos sectores quedarán excluidos del poder si se acepta lo mejor para la mayoría, por lo que se opondrán a las mejoras correspondientes.

En la base de todo sistema democrático deberá existir una actitud cooperativa, fundamentada en el fenómeno psicológico básico de la empatía, por el cual nos ubicamos imaginariamente en el lugar de los demás impidiéndonos hacer el mal y favoreciendo hacer el bien, precisamente porque, al tener conciencia moral, el bien y el mal que hagamos a los demás, nos producirá un bien y un mal a nosotros mismos.
Una vez que la actitud cooperativa predomine netamente, la actitud competitiva pasará a un segundo plano y las disputas y la violencia tenderán a disminuir en forma notable. Recordemos que el Mahatma Gandhi logró importantes resultados predicando el mejoramiento ético individual de su pueblo, método que todavía tiene vigencia y validez.

El primer paso para el logro de una mejora social efectiva se dará como consecuencia del mejoramiento de la mentalidad generalizada de la sociedad. Por el contrario, mientras que desde los medios masivos de comunicación se promuevan actitudes consumistas, burlescas, envidiosas, discriminatorias, etc., pocos resultados positivos se podrán esperar.

Otra de las condiciones a establecer es el rechazo a los derechos de clase, religión o ideología para quienes pretendan ejercer la dirección del Estado, ya que es muy frecuente el caso de sectores políticos que aducen una supremacía ética (por tener la vocación de querer distribuir lo que otros producen) y que incluso les permitirá, una vez en el gobierno, limitar el accionar de otros partidos o de silenciar los medios periodísticos que les resulten poco favorables. En los últimos tiempos se ha notado, en varios países, la tendencia de quienes adhieren a ideologías totalitarias, a mostrar un rostro “democrático”. Pero, mediante el empleo de la difamación a las tendencias democráticas, delatan sus íntimos deseos de llegar al “partido único” y al poder absoluto a través del Estado. Además, si hablamos de superioridad ética, en todo caso habría que asociarla a quienes trabajan y producen bienes y servicios útiles para el resto de la sociedad.

Otro de los requisitos básicos de la democracia es la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Esta división tiende a limitar el accionar estatal a fin de impedir el ya mencionado gobierno del hombre sobre el hombre. Pero el mayor riesgo proviene del gobierno ideológico que podrá establecerse mediante la tergiversación y el ocultamiento de la verdad.

Resta, finalmente, hacer un breve resumen de los requisitos básicos que deberá cumplir un sistema democrático:

a) Debemos adoptar en cada uno de nosotros, y promover en los demás, una actitud cooperativa (su predominio reducirá las actitudes competitivas).

b) Debemos buscar el predominio del gobierno de las leyes sobre el gobierno de otros hombres (como la ley no puede prever la totalidad de las situaciones posibles, queda en manos de los gobernantes tomar decisiones en los casos no contemplados por aquélla).

c) Las decisiones del gobierno deberán buscar el beneficio de todos los habitantes teniendo presente no solo los efectos inmediatos sino aquellos para el mediano y el largo plazo.

d) Por su carácter público, las decisiones y acciones del gobierno deberán ser conocidas por toda la comunidad.

e) Deberán respetarse tanto la Constitución como la división de poderes para evitar la posible vigencia de las tendencias totalitarias.

f) Los bienes económicos han de estar producidos y distribuidos a través del mercado (y no por el Estado totalitario, bajo el cual se produjeron las mayores catástrofes sociales de la historia: genocidios establecidos por Stalin, Hitler y Mao Tse Tung).

Respecto de la economía de mercado, o capitalismo, debe advertirse que no promueve al egoísmo como el motor de la economía, como generalmente se supone, sino que se aduce, desde los sectores liberales, que a pesar del egoísmo humano, aún así puede funcionar aceptablemente.