miércoles, 30 de diciembre de 2009

Neoliberalismo

Mucho se ha hablado y escrito en contra del neoliberalismo. Se lo ha descalificado de tal manera que a pocos se les ocurriría apoyar tal tendencia, ya que es considerada “políticamente incorrecta”. Sin embargo, debe tenerse presente que en épocas de severa crisis podemos esperar que sean justamente las ideas y las opiniones erróneas las que tengan mayor aceptación; de lo contrario no habría crisis.

El neoliberalismo es el conjunto de ideas y de información que permitió el resurgimiento de países que quedaron prácticamente destruidos por la guerra, y que luego se constituyeron en potencias económicas de primer nivel. Álvaro C. Alsogaray escribió: “La versión moderna del liberalismo tiene su exponente más representativo en la Economía Social de Mercado del Dr. Ludwig Erhard y sus colaboradores. Asociada a formas políticas democráticas, la Economía Social de Mercado integra una síntesis que algunos llaman también Neoliberalismo. Esta fórmula fue también la que permitió reconstruir los países de Europa occidental y el Japón después de la Segunda Guerra Mundial. Con ciertas variantes se aplicó en Alemania, Bélgica, Austria; en Italia bajo la dirección de Einaudi; Francia, a partir de 1958, a través de Pinay y Rueff, y en otros diversos países. En todas partes condujo a la obtención de un alto grado de prosperidad y a una adecuada distribución de la riqueza. Significó en dichos países el más eficaz factor de estabilidad política y progreso social. Más tarde contribuyó a establecer las bases de la Comunidad Atlántica” (De “Bases para la acción política futura” – Editorial Atlántida – Buenos Aires, 1968).

Para establecer una distinción entre las tendencias liberales y socialistas, que pugnan por su vigencia, podemos decir que el individuo liberal, en lo económico, acepta las leyes de la ciencia económica, mientras que en lo ético tiende a aceptar la existencia de ciertos principios de validez universal. Por el contrario, el socialista, en lo económico, rechaza la existencia del mercado y busca su reemplazo por una planificación estatal, mientras que en lo ético adhiere a cierto relativismo moral, considerando las leyes éticas como simples convencionalismos humanos. El que busca el predominio de la libertad en lo económico, es conservador en lo ético, mientras que el que busca el predominio del Estado en lo económico, es liberal en lo ético. De todas formas, existen posturas intermedias que no responden rigurosamente a esta descripción que resulta ser sólo indicativa.

Para disponer de un panorama general de las principales tendencias económicas y políticas, se expondrá un esquema (algo modificado) que aparece en el citado libro:

Sociedad totalitaria (Colectivismo-Socialismo)

Supremacía del Estado: planificación centralizada y coercitiva de la economía y del trabajo

a) Socialismo ortodoxo
b) Nacional Socialismo
c) Economía socialista del comunismo

Sociedad libre (Individualismo-Liberalismo)

Supremacía del Individuo: planificación a través del mercado

a) Formas históricas del capitalismo liberal y liberalismo absoluto
b) Conservadorismo
c) Economía Social de Mercado. Democracia fuerte

Terceras posiciones

Con distinto grado de intervencionismo, dirigismo, estatismo y libre empresa

Formas principalmente económicas:

a) Desarrollismo
b) Planificación democrática indicativa
Formas principalmente políticas:
c) Radicalismos, progresismos, algunas democracias cristianas y social cristianismo, etc.
d) Dictaduras nacionalistas de derecha

Otra:

e) Social democracia

El neoliberalismo acepta los principios y las leyes de la ciencia económica, y busca que tanto el Estado como la población se adapten de la mejor forma al proceso autorregulado constituido por el mercado. Las decisiones y planificaciones se establecen a nivel individual y empresarial. El socialismo rechaza este tipo de decisiones porque se supone que los únicos capaces de dirigir la sociedad y la economía son los marxistas, mientras que los empresarios serían “explotadores” y, por lo tanto, culpables de los males de la sociedad hasta que demuestren lo contrario.

Lo esencial del socialismo es la nacionalización de los medios de producción, de donde surge el “capitalismo estatal”, el monopolio absoluto del Estado, que no sólo tiene a cargo la planificación económica, sino también las decisiones que involucran aspectos personales de cada individuo. Esto conduce al Estado totalitario en el cual el encarcelamiento ocasionado es por todos conocido. Los defectos atribuidos al capitalismo privado se acentúan en el capitalismo estatal.

Para el marxismo, existe una lucha de clases en la cual los empresarios (burgueses) explotan a los empleados (proletarios), mientras que en realidad son los empresarios, junto a sus accionistas y empleados, que compiten con los de otra empresa. Además, si un empresario no cuida la permanencia de su personal calificado, se marchará a otra empresa y perderá así algo valioso, capital humano, aunque los marxistas afirmen lo contrario.

Para Marx, el valor de un bien está relacionado con el trabajo que demandó su realización, algo que tiene poco sentido en la economía real, ya que el precio viene impuesto por el proceso del mercado. De ahí que promovía la transformación de toda la sociedad para reconstruirla en base a esa definición. Es mucho más simple describir la sociedad real, para luego tratar de mejorarla, a buscar su destrucción para edificarla sobre los escombros de la anterior. Las tendencias socialistas actuales, en general, buscan llegar al socialismo por métodos pacíficos y graduales.

El marxista no tiene tanto en cuenta las dificultades ocasionadas por la pobreza, sino por los efectos de la desigualdad social que surge de las diferentes aptitudes de los seres humanos en el campo del trabajo, de la innovación y la inteligencia.

Podríamos definir al neoliberalismo, o Economía Social de Mercado, mediante la siguiente igualdad:

Economía Social de Mercado = Trabajo + Ahorro Productivo + Ética

El trabajo está asociado principalmente a la información y al conocimiento, ya que la automatización creciente ha ido desplazando a los trabajadores de la agricultura y de la industria. El ahorro productivo implica la restricción del consumo presente para permitir la formación de capital, que permitirá un beneficio en el futuro. Incluso se afirma que la riqueza de un país viene dada por la cantidad de capital per capita que posee.

En cuanto a la ética, es conveniente partir de un nivel mínimo, necesario e imprescindible para lograr buenos resultados. La existencia de cierta competencia debe ser sólo un incentivo para la optimización empresarial, sin llegar a prevalecer sobre la tendencia hacia la cooperación. El liberalismo tradicional es considerado como una postura que admite una competencia esencial, y feroz, que tarde o temprano ha de promover actitudes ilícitas, lo que contrasta notablemente con la adaptación gradual a las leyes del mercado buscando una mejora generalizada de la economía.

Cada vez que el Estado, o quienes lo dirigen, toman decisiones que se oponen a los resultados a los que llegaría el mercado, surgirá algún tipo de conflicto o desajuste. Si se trabaja poco, o si se ahorra poco, o si se especula buscando dinero no asociado a una actividad productiva, el mercado lo reflejará en un tiempo determinado.

Cuando se habla acerca del fin del capitalismo, uno puede preguntarse si ello implica el fin de la ciencia económica; algo bastante poco probable dada la información acumulada y verificada desde bastante tiempo atrás. La ciencia económica no “planifica” la sociedad, sino que describe la realidad para, luego, sugerir decisiones que la tengan presente. Si el ser humano no logra un nivel ético básico, no podrá lograr buenos resultados económicos.

El mercado es una condición necesaria, pero no suficiente, para lograr el éxito económico. Puede funcionar bien, o no. Todo depende del grado de adaptación de la población al trabajo, al ahorro productivo y al espíritu cooperativo. El socialismo, por otra parte, es una condición necesaria y suficiente para asegurar un sistema económico poco eficiente. De lo contrario, que alguien muestre algún ejemplo de país socialista exitoso. Ello se debe a que se anulan las aptitudes individuales para proteger al individuo de la envidia. Así como debe limitarse el espíritu competitivo de los que mucho tienen, en las sociedades de libre empresa, debería ocurrir otro tanto en quienes poco tienen, y que aspiran al socialismo sólo para sentirse tan pobres comos los demás.

Una Nación debe tener en claro hacia dónde quiere llegar, es decir, hacia una economía de mercado o bien hacia alguna forma de socialismo. Teniendo presentes los ejemplos de varios países, podemos decir también que una Nación debe tener en claro si quiere tener una economía próspera, con cierta desigualdad, o bien si quiere llegar a alguna forma de pobreza igualitaria.